*Y sí, lo presenta a lo largo de la biografía, como un líder social, un revolucionario que sólo unos pocos pueden comprender. Incluso en viernes santo
Gregorio Ortega Molina
AMLO ha conculcado todos los fundamentos éticos y morales de lo que prometió ser: el líder de un movimiento, cuyo nombre, MORENA, facilita la relación con sentimientos sincréticos entre el cristianismo y la política.
El día de hoy, el día del Gólgota, debiera estar dedicado a meditar y agradecer lo recibido, y hacer un balance honrado para determinar si hemos retribuido en igual cantidad, al menos.
Pero no, en lugar de permanecer en un respetuoso y profundo silencio, andamos como ánimas en pena con un lastimero Jesús en la boca. ¿Por qué? ¿Hay motivo, o debiéramos manifestar alegría constante y recatada por el cambio de régimen? ¿Qué han recibido los mexicanos como trueque por la confianza electoral?
Es cierto, los gobiernos anteriores desfondaron al país con su corrupción e ineficacias manifiestas; la partidocracia hasta entonces reinante, mereció ser despojada del poder, pero ¿por qué hemos de purgar sus errores y culpas los mexicanos? ¿Por qué la venganza y la ineptitud no han sido sustituidas por la imaginación creadora, la inteligencia, la disciplina y la honradez? Toda decisión parece estar orientada a servir los intereses del T-MEC y la urgencia de integrar a México al bloque de América del Norte.
Las promesas, como las instituciones, se fueron al diablo. Lo que debió ser civil, se transformó en militarización acelerada, la verdad en engaño (por más que Olga Sánchez Cordero se empeñe en desacreditar esa percepción social), la oferta de paz en incremento de violencia, una economía fuerte en creación continua de desempleo y pobreza… y apenas lleva 23 semanas en el poder, ¿qué cuentas entregará cuando concluya el sexenio? ¿Darle oportunidad? ¿Quién se la dará a nuestros hijos y nietos? ¿Quién se la dará a México?
“Una inmensa revolución social, en la que las jerarquías quedarán invertidas, en la que todo lo que es oficial en este mundo será humillado, es su sueño. El mundo no lo creerá; el mundo lo matará. Pero sus discípulos no serán del mundo. Serán un pequeño rebaño de humildes y de simples, que vencerá por su propia humildad. El sentimiento que ha hecho de lo mundano la antítesis de lo cristiano tiene, en el pensamiento del maestro, su plena justificación”, escribe Ernest Renan en su Vida de Jesús.
Y sí, lo presenta a lo largo de la biografía, como un líder social, un revolucionario que sólo unos pocos pueden comprender. Incluso en viernes santo.
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