*Señora ministra, en pro del éxito de la 4T, de la regeneración nacional, y como no puede renunciar al salario del cargo que desempeña, debe transparentar cuál es su situación de jubilada, mostrar y demostrar que notificó al ISSSTE y a la SCJN, para poner orden en su vida pública… y privada
Gregorio Ortega Molina
A la luz de omisiones y declaraciones recientes, tendremos permitido suponer que Olga Sánchez Cordero no es quien dice ser, dista mucho de llenar la imagen de ética, civilidad y compromiso con la sociedad. Es un ser humano como todos, por ello le pregunto: ¿Miente usted, señora ministra de la Gobernación?
Inició Olga un contencioso verbal con Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, que se desliza a un diferendo en los procedimientos y a la muestra de una fractura en la armonía del gabinete de los amorosos. Lo que está a la vista son diferencias formales en el origen, la educación en el hogar, la formación académica y la profesión de una ideología y una fe. Resulta que mi abuela tuvo razón: todos somos iguales, pero hay unos más iguales que otros. Fifís con fifís, y los demás que se las arreglen, ¿o no, señora Olga?
Lo del departamento de lujo en Houston es un pecado menor. A fin de cuentas es un bien tangible, contable, registrable, que se olvidó mencionar en su declaración patrimonial. Ella, la ministra, afirma que sí lo hizo; la titular de la Función Pública dice que no, ¿quién miente? Dejarlo totalmente claro implica poner a una de las dos en entredicho e invalidarla para la función pública por amoral y corrupta.
Pero hay otro pecadillo, intangible y por ello más importante, porque refiere a la ética, al comportamiento, a la actitud ante lo que ha de hacerse porque es lo correcto. Me refiero al asunto salarial.
Olga Sánchez Cordero, como buena mujer de leyes, puntillosa para juzgar a los demás, se muestra condescendiente con sus personales debilidades. El salario que le es asignado como secretaria de Gobernación es irrenunciable, por ley. Poco importa que lo done a una institución de caridad, la dependencia no puede hacerlo de manera directa, Olga debe cobrar, y luego transferirlo. Es decir, cobra lo por ella devengado.
Como así es, debió avisar al ISSSTE y a la SCJN para poner en suspenso su pensión como ministra, al menos mientras dure su encargo, pero no lo hace, porque la diferencia entre uno y otro ingreso es sustancial, sobre todo después del recorte aplicado a los altos mandos del gobierno federal.
Señora ministra, en pro del éxito de la 4T, de la regeneración nacional, tiene usted la obligación moral y ética de transparentar esta situación, y como no puede renunciar al salario del cargo que desempeña, debe transparentar cuál es su situación de jubilada, y mostrar y demostrar que notificó al ISSSTE y a la SCJN, para poner orden en su vida pública… y privada.
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