Francisco Gómez Maza
- Frente esquízofrénico, el de Barrales y Anaya
- El miedo no es al PRI, sino a Morena de AMLO
Digan lo que digan los aperturistas, que los hay y entre gente que de golpe parece inteligente e informada – entre los periodistas hay, contradictoriamente, muchos –, la alianza del PRD con el PAN, anunciada “para quitar al PRI”, es sólo un deseo esquizofrénico, desesperado, de los dueños de la franquicia perredista porque su negocio no se acabe, y un acto de oportunismo visceral de los albicelestes, enredados en una lucha intestina por la candidatura presidencial.
El tal frente opositor, se sigue por lógica, está condenado a abortar porque ni siquiera ha nacido y ya está en agonía. El PAN, se lo aseguró Ricardo Anaya, a sus correligionarios será quien ponga al candidato (no candidata) a la presidencia. Con sólo este hecho, usted puede colegir que el frente no pasa de ser un vocablo imaginario, aunque a los perredistas no les interesara la presidencia.
Y muchos están tomando en serio el anuncio de la señora Alejandra Barrales y Ricardo Anaya de aliarse, Los mismos fundadores del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez han caído en la trampa para advertir que no apoyarán una alianza con el partido de la derecha (PAN).
Los amigos no se dan cuenta que el PRD actual, de revolucionario y democrático sólo tiene las siglas; que desde que lo asaltaron los negociantes de la política de izquierda se fue a la derecha más recalcitrante, la derecha de la derecha. En mucho, el PAN aparece como más progresista que el partido que ellos fundaron y del que tuvieron que irse derrotados por las fuerzas más reaccionarias de “la izquierda”.
Qué quieren, qué pretenden los chuchos. Si Anaya aseguró a sus correligionarios que el PAN pondrá al candidato a la presidencia de la república, que podría ser él mismo, es porque ya lo pactó con Barrales; a los ejecutivos de la empresa lo que les interesa es conservar el negocio que significa el PRD para ellos con el apoyo del panismo. No les importa La Silla de Palacio Nacional, sino salvar lo que queda del otrora partido democrático en el territorio que fue su bastión, su único bastión en la geografía política mexicana: la ciudad de México, en donde Morena pisa fuerte y el PRI y el PAN no quieren problemas con la población más politizada del país. Además, saben que no tienen con qué para ganar La Silla. Menos con Miguel Ángel Mancera de abanderado. Hay gente de más peso específico. Inclusive en las filas del partido gobernante.
Morena prácticamente ya rebasó al perredismo por esa enfermiza propaganda que el gobierno de Peña Nieto, el PAN, el PRD y una clase media despolitizada y manipulada por la machacona propaganda mediática, y por tanto inconsciente, que le hacen a Andrés Manuel López Obrador de ser un “populista”, aún sin tener noción de lo que significa esa palabra. Da para una profunda reflexión. Ni idea tienen que el populismo no es la bronca, sino el que los políticos sólo vayan a una elección detrás del negocio lícito o ilícito.
Los perredistas se imaginan ya al borde de la bancarrota hasta en Iztapalapa, su principal gran negocio en el país, aparte de los financiamientos y las prerrogativas que les otorga el INE por ley. Perdieron otro bastión del billete grande como la delegación Cuauhtémoc, ahora en manos de Morena.
No dejan de advertir, y en ello han constituido un frente opositor con Peña Nieto, el PRI, el PAN y la derecha empresarial (no toda por cierto; hay empresarios apoyando al tabasqueño), que si éste llegara a Los Pinos México estaría peor que la República Bolivariana de Venezuela, en donde los malditos comunistas le han quitado el derecho sacrosanto a la derecha de seguir haciendo dinero a costa de los trabajadores.
La señora Alejandra Barrales, la presidente del Comité Ejecutivo Nacional perredista, sigue instrucciones de los dueños del partido y anuncia, junto con el presidente del PAN, Ricardo Anaya, la mencionada alianza o frente o coalición, quién sabe, para intentar mantenerse en la nómina del IFE y constituir un frente, más que contra el PRI, contra Morena y principalmente contra “el Maduro” de AMLO, el demonio tropical en persona.
Pero no es un frente formado por un partido de derecha y otro de izquierda. Son aliados naturales porque ambos son conservadores. Claro hay quienes cuestionan al tabasqueño de rechazar la diversidad de ideologías en la lucha político electoral. Pero no saben lo que dicen. Hay que conocer a los panistas modernos para añorar a los fundadores de ese partido. Hay que conocer a los “izquierdistas” del PRD para entender por qué las bases y muchas dirigencias se han ido y se irán todavía a las filas de Morena. Éste es otro miedo de los mandos perredistas, que la casa se quede vacía. Y sólo permanezcan los aliados del PAN y EPN.