CIUDAD DE MÉXICO / SemMéxico.- “Es fundamental resignificar la imagen social de la vejez y las personas mayores, hacerlo además con perspectiva de género, reconstruyendo el rol social de las mujeres mayores, que se ha limitado al rol de abuelas y cuidadoras. De otra forma, no se podrán hacer ciudades amigables”, afirmó Guadalupe Cañongo León, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
A su vez, Mariana Sánchez, integrante del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) y coordinadora del Seminario Ciudad habitable para todas y todos, señaló que en el proceso de envejecimiento poblacional de México y Latinoamérica es primordial poner en la mesa el tema para el futuro de las ciudades, las cuales tienen un gran reto ya que actualmente no son amigables con las personas adultas mayores.
Durante el panel virtual Ciudades amigables con la vejez desde una perspectiva de género, las especialistas coincidieron en señalar una tendencia creciente de envejecimiento de la población y su feminización, ya que está mayoritariamente conformada por mujeres.
De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas, para 2030, 17 por ciento de la población de los países de América Latina y el Caribe tendrán más de 60 años, y en 2050 este porcentaje aumentará a 25 por ciento.
Según la Organización Panamericana de Salud, en el continente residen alrededor de 106 millones de personas mayores de 60 años, y se calcula que para 2050 esta cifra alcanzará alrededor de 310 millones, de los cuales 190 residirán en América Latina.
En el caso de México, de acuerdo con el último Censo, existen 15 millones de personas mayores de 60 años, lo que representa 12 por ciento del total de la población. De igual forma, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo registró en el 2022 a 18 millones de adultas y adultos mayores, que representan ya un 14 por ciento de la población total del país.
La convivencia intergeneracional también va a ser cada vez más marcada. En 1950, había 6.7 personas de 65 años por cada cien menores de 15 años. En 2015 había 24.5 mayores de 65 por cada cien menores de 15, y para 2050 serán 93.7 personas de 65 años por cada cien menores de 15 años.
Igualmente, en 1950 había 117 mujeres mayores por cada cien hombres y para 2050 habrá 132 mujeres por cada 100 personas del sexo masculino. Se estima para 2030 una esperanza de vida en hombres de alrededor de 74 años y en mujeres se estima que será de 79 años.
Estamos frente a un claro proceso de feminización del envejecimiento: hay más mujeres mayores y viven más tiempo.
Georgina Cárdenas, de la Universidad Autónoma de Yucatán, señaló que la dinámica del envejecimiento demográfico mantiene características constantes a escala global y local: femenina, urbana y de desigual dispersión.
La experta precisó que en la ciudad de Mérida las mujeres de edad avanzada tienen en promedio menos acceso a la pensión, muchas de ellas aún se dedican a labores del hogar y cuidados y, además, viven más años, pero con desigualdades acumuladas a lo largo de sus vidas.
Sugirió que debe atenderse con un programa específico a los hogares unipersonales y así fortalecer y preservar la autonomía de las mujeres que, cada vez son más.
La académica de la Universidad Central de Chile, Herminia Gonzálvez Torralbo, expuso su estudio sobre cómo se envejece en Santiago de Chile en la Comuna (municipio) de Peñalolén, poniendo el foco en los cuidados.
Indicó que las mujeres de edad avanzada tienen un gran protagonismo en el trabajo comunitario: “son sostenedoras de vida a través de la comunidad”. También cuidan en todas direcciones: a sus parejas, nietos, hijos. Estás prácticas de cuidado comunitario conforman ese tejido social.
La ciudad debe estar pensada para las personas mayores y sus realidades asociadas al cuidado, al cuidado comunitario y del cuidado en general. De no ser así, las ciudades amigables para las y los adultos mayores estarán desconociendo las diversidades, asociadas al proceso de envejecer, sobre todo, las desigualdades de género y edad asociadas al envejecimiento.
Guadalupe Cañongo León, de la ENTS, afirmó que estamos atestiguando la transformación de sociedades jóvenes a predominantemente envejecidas.
En México 73 por ciento de las y los adultos mayores, son personas totalmente independientes y más de 80 por ciento pueden participar en actividades comunitarias y sociales, si bien hay limitaciones que los colocan como población vulnerable, sí pueden participar en actividades propias de la vida cotidiana de las ciudades.
El “edadismo” son acciones de discriminación por edad, y representa un obstáculo para construir ciudades amigables que afecta la participación social.
Finalmente, apuntó que es fundamental buscar mecanismos para la protección de los Derechos Humanos de este sector de la población, diseñar políticas públicas acordes y trabajar en las dinámicas urbanas que las y los excluyen, eliminando las barreras que impiden a las personas de la tercera edad formar parte del entorno urbano.
AM.MX/fm