CIUDAD DE MÉXICO, 21 de diciembre (AlmomentoMX).- Mujeres y feministas mexicanas levantaron la voz ante la grave complejidad de la violencia de género que se vive en México y permea el ámbito universitario, toda vez que el silencio y la indiferencia han sido testigos de la inseguridad y la violación de los derechos humanos, señaló la doctora María Guadalupe Huacuz Elías, docente del Departamento de Política y Cultura de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Si bien se ha logrado avanzar mediante investigaciones, protocolos y otros instrumentos legales, incluida la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Amenaza, la “naturaleza estructural de la intimidación en la universidad debe afrontarse con el enfoque crítico de su complejidad, ante el panorama terrible que experimentamos en el país y la mayor parte del mundo”, enfatizó.
Frente a esta situación propuso repensar los discursos y las prácticas efectivistas y de simulación de corte liberal que enfatizan el actuar punitivo contra los sujetos (hombres maltratadores de mujeres) sin mirar la compleja estructura que re-produce cuerpos “desechables” en condición de ser violentados.
En la Reunión Nacional sobre Mecanismos contra el Hostigamiento y el Acoso Sexual en Instituciones de Educación Superior, realizada en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Huacuz Elías dictó la ponencia La complejidad de la violencia de género en las IES. Puntos previos para el análisis de casos.
“La universidad es el caldo de cultivo para generar las bases teóricas de esta reproducción institucional, que en vez de cumplir con el mandato ético y legal de protección al estudiantado y personas que laboran en ella se convierta en otro dispositivo que regula y reproduce la violencia”.
Las relaciones de poder y de género se expresan en el ámbito educativo en múltiples situaciones de discriminación, maltrato e intimidación, al ser las mujeres jóvenes generalmente las más afectadas y los hombres quienes ejercen mayormente los actos, sobre todo de violencia extrema, incluidos los feminicidios”, de acuerdo con las pesquisas de investigaciones consultadas, relató.
En universidades y centros de educación superior las situaciones de ese tipo “se bifurcan desde la segregación académica o los límites a las actividades de las trabajadoras que pretenden ocupar puestos de poder y prestigio, así como tomar decisiones relevantes en las universidades, hasta el acoso y hostigamiento sexuales que son experimentados, tanto por profesoras como por alumnas y personal que realiza trabajos de servicio”.
Los docentes que incurren en alguno de estos delitos sólo son removidos a otra escuela y los actos de violencia de género en el espacio universitario se “reproducen por (y con) el consentimiento silencioso de los y las integrantes de la organización social en la cual ocurren, pero sobre todo debido a la multiplicidad de factores que obstaculizan o inhiben la denuncia y la sanción de quienes cometen actos de sexismo y hostigamiento sexual”.
Sin menospreciar los avances obtenidos en esta materia, la profesora de la UAM sostuvo que a nivel nacional además de la indiferencia de los gobiernos en turno, las fuerzas castrenses y el crimen organizado provocan altos niveles de tolerancia al abuso e impunidad ante los casos que se registran, razón por la que académicas universitarias continúan en la búsqueda sistemática a la explicación de la violencia contras las mujeres y de género en el ámbito universitario.
“Para ir más allá de la denuncia y del discurso legal, las académicas feministas promovieron investigaciones especializadas en el tema, algunas desde metodologías cuantitativas y otras con exploraciones cualitativas o mixtas que mostraron las opiniones que las personas que transitan a diario por los campus tenían acerca de las relaciones de género y sus componentes violentos, de poder asimétrico y discriminatorio”.
Sin embargo, sostiene que a pesar de los estudios de corte cuantitativo, todavía son pocas las universidades que ahora tienen datos estadísticos representativos sobre la prevalencia de ese fenómeno en las instituciones mexicanas.
AM.MX/fm