Norma Meraz
Así comienza este régimen del Presidente Andrés López Obrador.
El año 2019 arrojó un saldo negativo para la 4T, aunque con un alto nivel de aceptación del Ejecutivo.
Un año bañado de sangre de norte a sur.
37 mil homicidios y 65 mil desaparecidos. Números fríos pero que dibujan una realidad que no han podido frenar los redentores del nuevo gobierno.
La prisa y el apetito por el poder son signos claros de querer borrar el pasado para reinventar otro país a modo de un nuevo estilo de mandar, con excesiva confianza en su propio juicio desdeñando la crítica de quienes no coinciden con el Presidente.
El correr con prisa siempre conlleva el riesgo de tropezar.
Un año que evidenció los problemas para implementar “su estrategia” de seguridad.
Los homicidios se dispararon al igual que los asaltos al transporte público de personas y mercancías.
Otro tropezón fue la crisis por falta de fármacos en los centros de salud pública y esto condujo a numerosas manifestaciones reclamando atención y provisión de medicamentos contra el cáncer en infantes y adultos.
Las compras consolidadas de medicinas que, por una parte, reducen la corrupción, por otra, la inexperiencia impidió hacer las previsiones a tiempo, pues debieron hacerse en septiembre y fue hasta diciembre que se adquirieron.
No es menor el suministro de 125 millones de medicamentos que debieran distribuirse a más de 2 mil puntos en las República.
Digamos que el desabasto no se resuelve por decreto.
Las mismas enfermeras expusieron al Presidente López Obrador la carencia de gasas y guantes para trabajar.
Ahorrar a veces cuesta caro.
Otro problema que no se evidencia en los medios de comunicación es la migración que llegó a acumular casi 60 mil en la frontera con Estados Unidos, entre estos, mujeres hombres y casi 4 mil niños solos, sin la mano de un adulto.
El año 2019 fue de ayunos y desatinos de la 4T.
Entre los segundos figuran el despojo, debilitamiento reducción y desaparición de organismos públicos autónomos que habían servido de alguna manera, como contrapeso al gobierno federal.
Concretamente, el nombramiento de la Ombusdperson –titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos–, una persona afiliada a Morena y sin experiencia. Ahora tocará al Instituto Nacional Electoral que después de reducirle el presupuesto sustancialmente se nombrarán 4 nuevos representantes que sin duda serán afines a la 4T.
De manera insólita, la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval opinó desacreditando el desempeño del actual presidente consejero Lorenzo Córdova.
Dicen que “los metiches sufren mucho”.
No podemos obviar la noticia de la captura del ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, en España, buscado por la Interpol –con ficha roja– para que en México comparezca y demuestre el desvío de recursos públicos que hizo durante su función . Lozoya es considerado pieza clave para devanar la madeja de la cadena superior de mando.
Ya la Interpol ha girado ficha roja a otros exfuncionarios como Carlos Peniche que fue capturado en Australia.
Otro caso fue la emisión de la ficha roja contra Arturo Montiel Rojas, por enriquecimiento inexplicable, sólo que una “oreja” en la PGR le dio el pitazo y le dio tiempo de salir subrepticiamente del país en el 2011, a pesar de contar con un expediente completo, revisado incluso por el entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Y en este año bisiesto el Presidente López Obrador respira profundo con el caso de Lozoya que le permitirá mantener alto su nivel de aceptación. Claro con la manita de puerco que les hizo a los 100 empresarios más ricos del país para que aporten sus dineros a la “tómbola” del avión presidencial haciéndolos firmar un “papelito voluntariamente”, como postre en la cena en Palacio Nacional.
Ni modo, les tocó a los empresarios donar voluntariamente para pagar un avión que nadie quiso.
Así y con las demandas públicas de atención a los casos de acoso laboral y sexual contra las mujeres, arranca este 2020, ¡año bisiesto!
¡Digamos la Verdad!