Roberto Vizcaíno
El fin de semana Luiz Inácio Lula da Silva anunció que va el domingo 2 de octubre próximo de nuevo por la presidencia de Brasil.
Para nadie ni en Brasil ni en el resto del mundo fue una sorpresa. La verdad es que su tortuoso e intrincado proceso judicial y encarcelamiento por denuncias de corrupción fueron un obvio entramado mal armado para impedirle regresar al poder.
Todo eso llegó hasta El Supremo, así le dicen allá a la Suprema Corte, donde al final le quitaron todos los cargos y decretaron su absolución absoluta.
En esas condiciones Lula regresa a la vida política con 76 años -nació el 27 de octubre de 1945- y con una fuerza popular que lo pone en la punta de todas las encuestas presidenciales.
Su contendiente será el actual mandatario brasileño Jair Messias Bolsonaro, quien ha cometido todas las barbaridades y errores en su mandato.
Pero no será eso lo que haga ganar de nuevo a Lula.
No. Lo que hace tan popular a Lula es que durante su mandato logró incorporar a 40 millones de pobres a clases medias y colocó a Brasil como la primera potencia industrial y económica del continente. Y pese a que dejó 63 millones de pobres, logró disminuir sustancialmente la desigualdad.
Al salir del poder el 31 de diciembre de 2010 -luego de haber cumplido un mandato que asumió el 1 de enero de 203-, no sólo fue despedido por una concentración en Brasilia que sumó a unos 5 millones de personas, sino que transmitió el poder a quien él propuso: a Dilma Roussef.
En ese momento Lula era todo un fenómeno de popularidad política real.
Con la incapacidad de gobernar de su sucesora vinieron para él los años negros. Señalamientos de corrupción, cárcel, y un obvio intento por obstruir y anular su reingreso.
Todo eso fracasó y Lula está de vuelta.
Y al lograrlo no sólo apunta a echar fuera de la presidencia de Brasil a Bolsonaro, sino para retomar un liderazgo político regional en el que no tiene competencia.
Al primero que dejará de lado sin duda es al mexicano Andrés Manuel López Obrador, un presidente que mantiene a su país en vilo no sólo por los nunca antes vistos niveles de inseguridad y muerte con casi 130 mil ejecutados; en medio de una ola espantosa de feminicidios; asesinato de periodistas que hacen a México el país más peligroso para el periodismo en el mundo; con niveles de crecimiento del PIB de menos 0 y con 12 millones más pobres.
Podríamos decir que AMLO es la antítesis de Lula.
En el resto del continente el brasileño no tiene tampoco contendientes. Venezuela sigue con Nicolás Maduro al frente; Colombia va por un presidente socialista que no apunta a nada bueno; Chile navega en una ola de incertidumbre con un joven presidente de izquierdas que no acierta tomar buenas decisiones; Perú y Bolivia viven en una crisis política y económica permanente mientras Argentina con un presidente muy, muy parecido al mexicano López Obrador se hunde cada vez más, y las naciones centroamericanas solo expulsan miles y miles de migrantes cada mes a Estados Unidos.
AMLO EN CUBA: ¿CUÁNTO COSTARÁ A LOS MEXICANOS ESA VISITA?
A diferencia del buen desempeño de Lula, Andrés Manuel López Obrador genera incertidumbre y grandes dudas. Nadie sabe cual fue su intención de su fugaz visita a El Salvador, Honduras, Belice y Cuba.
La mayoría coincide que su objetivo era viajar a Cuba y que el resto de sus visitas solo fueron un pretexto.
Pero Cuba solo representa 307 millones de dólares anuales de exportaciones de México y la importación de productos y servicios cubanos que no va más allá de los 18 millones de dólares.
No pocos se preguntan si en lugar de ir a esos países AMLO debió ir a Estados Unidos país con el que nuestro comercio bilateral representó en 2021 los 661 mil 164 millones de dólares, la cifra más alta desde que hay registro y que incluye importaciones y exportaciones.
El Estados Unidos hay unos 12 o más millones de migrantes mexicanos y unos 25 millones más de ciudadanos de origen mexicano que envían remesas a México sobre los 50 mil millones de dólares.
En Cuba ni siquiera pintan los migrantes mexicanos y las remesas van de aquí para la Isla no al revés.
En su visita AMLO lanzó un llamado para que EU retire el bloqueo a Cuba, un bloqueo que data de febrero de 1962 y que fue impuesto por el presidente leyenda John F. Kennedy… o sea. Seguro que millones y millones de estadounidenses, incluidos los cubanos de Miami y anexas, pensarán que nuestro presidente enloqueció, o fumó yerbita vaciladora.
Yo me atrevo a pensar: ¿Cuánto nos va a costar a los mexicanos este viajecito, la presea otorgada a AMLO y las declaraciones que el tabasqueño hizo en Cuba?
MONREAL VIVE EL CAOS DEL AICM
Ricardo Monreal anduvo también de viaje el fin de la semana. Pero como ni fue invitado ni a Centroamérica y menos a Cuba, pues se fue a Chihuahua donde encabezó un evento con jóvenes.
Todo fue bien para él, hasta que se subió al avión de regreso a la capital del país.
Ahí comenzó una pesadilla que ha sido la constante en cientos de miles de pasajeros que buscan llegar a la Ciudad de México desde otros países o desde algunas ciudades de México.
Demoras, sobrevuelos y desvíos para reabastecer combustible o de plano para seguir camino hacia la capital por la vía terrestre.
Un escándalo ha sido la revelación de que dos aviones de una línea aérea mexicana estuvieron a punto de colapsar en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. La pericia de uno de sus pilotos los salvó del desastre.
Narra Monreal:
“Duramos en el avión desde las 8 de la noche hasta las 3 de la mañana. Como legislador, como representante de la nación, me preocupé porque vi la desesperación que yo compartí con los demás pasajeros en esta experiencia. Algunos perdieron su conexión, otros tenían reuniones o simplemente la urgencia de reunirse con su familia…
“Todos sentados, desesperados y preocupados estuvimos dando vueltas por la Ciudad de México, que en ese momento se presentaba una tormenta también, y fuimos a aterrizar para reabastecer combustible hasta Guadalajara. En Guadalajara, sin bajarnos del vuelo, estuvimos una hora hasta que nos autorizaron regresar a la Ciudad de México arribando a las 3:30 de la mañana
“Yo he estado pensando, como presidente de la Junta de Coordinación Política, que debemos involucrarnos en lo que está pasando en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Es probable −voy a reunirme con todos en el grupo parlamentario− que citemos a comparecer al secretario de Comunicaciones y Transportes, pero también a los responsables de aeronáutica civil y responsables también de todo lo que está sucediendo, porque estamos estos días observando en el Aeropuerto de la Ciudad de México o en los aeropuertos del Valle de México, desvíos de los lugares de destino, demoras excesivas, incidentes de conexión y también desviación a lugares remotos, con la preocupación del abastecimiento de combustible”.
Valdría la pena que en verdad el Senado le metiera mano a todo este desastre.
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