José Antonio Aspiros Villagómez
Hace 500 años surgió la primera epidemia en el territorio donde hoy se encuentra la República Mexicana, de acuerdo con las investigadoras universitarias Martha Eugenia Rodríguez y Ana Cecilia Rodríguez de Romo.
Según su datos, la que llegaría a ser capital de Nueva España sufrió en 1520 una epidemia de viruela que causó gran mortalidad y se presentó principalmente porque la población indígena carecía de inmunidad ante enfermedades que le eran desconocidas, ya que fueron traídas a América por “los recién llegados, negros y europeos”.
Las dos profesoras de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) publicaron su investigación al respecto en la Gaceta Médica Mexicana hace dos décadas y cobran actualidad ante la crisis sanitaria actual en el país.
El estudio, titulado ‘Asistencia médica e higiene ambiental en la ciudad de México siglos XVI-XVIII’, indica que a partir de 1520 hubo epidemias de sarampión, cocoliztle, tosferina, paludismo, fiebre amarilla, tabadillo, matlazáhuatl y, la peor de todas, viruela.
Aun cuando los cerdos y caballos, animales desconocidos en el mundo prehispánico, eran trasmisores de nuevas enfermedades entre los naturales, fue el esclavo negro Francisco de Baguia, quien llegó con el español Pánfilo de Narváez, el que introdujo la viruela a Tenochtitlán.
Mencionan Martha Eugenia y Ana Cecilia Rodríguez que, desde el momento de la conquista, los invasores europeos debieron aplicar programas de salud pública en los que tomaron parte autoridades tanto civiles como religiosas. Así, mientras los frailes se ocuparon de la curación y la rehabilitación, los laicos tuvieron a su cargo las acciones preventivas y la sanidad pública.
“El problema de las epidemias se enfrentó de diversas maneras, siempre acordes al pensar de la época”, indican las autoras, y destacan que además de sangrías, lavativas, ungüentos y cataplasmas, “las ideas religiosas jugaron un papel muy importante (pues) se imploraba a las oraciones, misas, rogativas, etcétera”.
Las epidemias de viruela fueron frecuentes y cobraron muchas vidas. En 1779 se comenzó a aplicar gratuitamente la inoculación, a la que mucha gente tuvo miedo y se negó a aceptarla.
En diciembre de 1797 fallecieron 18 mil de los más de 44 mil enfermos registrados, dice la investigación de las universitarias. Y como casi 36 mil de ellos carecían de recursos, se pidió ayuda a las instituciones de caridad. Hubo épocas en que también se solicitó a la gente adinerada que hiciera donativos para los enfermos pobres.
La vacuna contra la viruela fue descubierta en 1798 por el inglés Eduardo Jenner, y el médico español Francisco Javier de Balmis -cuyo nombre lleva actualmente una calle en el Distrito Federal- la trajo a México a principios del siglo XIX, en una acción que el documento aquí citado describe como “la primera medida verdaderamente preventiva” y “una campaña de una utilidad sanitaria inigualable”.
(La versión original de este texto fue difundida por el autor en abril de 2009 a través de la agencia Amex).