Miguel Tirado Rasso
mitirasso@yahoo.com.mx
Ciertamente momentos turbulentos
para la Presidenta, en los que la reaparición
del ex, poco le ayuda y sí da lugar a conjeturas.
Mas pronto que tarde, la nostalgia por el poder, hizo que, con el pretexto de la presentación de su libro, Grandeza, Andrés Manuel López Obrador buscara los reflectores para hacer política, afirmando, insistentemente, estar retirado de la práctica política. Estoy jubilado, señaló, aunque en un video de casi 50 minutos y amplia difusión, dedicó buen tiempo a recordar logros de su gobierno. “En el tiempo que estuve en la Presidencia salieron de la pobreza 13 millones 400 mil mexicanos…también se redujo la desigualdad, porque México era país de unos cuantos, de los de arriba, de los oligarcas…con la llamada política neoliberal…” eso sí, sin faltar, la crítica a sus enemigos favoritos, Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón. Nada nuevo, como si el tiempo no pasara.
Aquí, abro un paréntesis para recordar las palabras de la Premio Nobel de la Paz, María Corina Machado: ”El régimen se propuso dividirnos: por nuestras ideas, por raza, por origen, por la forma de vida. Quisieron que los venezolanos desconfiáramos unos de otros, que nos calláramos, que nos viéramos comos enemigos.”
Su reaparición sirvió también para hacer un ajuste a las razones que lo harían “regresar a las calles”. En la mañanera del 2 de febrero de 2023, habría anunciado que, al concluir su mandato en 2024, se retiraría “completamente” de la vida política; que no volvería a aparecer en ningún acto público ni hablaría de política. Sin embargo, en declaraciones posteriores, le habría de bajar dos rayitas a su decisión de retiro total, para abrir una rendija a la posibilidad de volver, en caso, señalaría, de presentarse una situación grave para México. Una razón vaga e imprecisa, cuya interpretación quedaba a su personalísima consideración.
Después de poco más de un año de retiro, el tabasqueño vuelve a sacar el tema sobre su posible retorno a la vida política. Esta vez, señalando tres circunstancias que lo harían reaparecer, siempre, según su criterio. “Saldría, dijo, a defender la democracia, saldría también a defenderla a ella (la Presidenta), si hay intentos de golpe de Estado, si la acosan… y (saldría) para defender la soberanía de México…nosotros no somos colonias de ningún país extranjero.”
Recordamos que cuando era jefe de Gobierno de la CDMX y resultaba inocultable su aspiración presidencial, López Obrador, negaba con vehemencia buscar la candidatura presidencial y repetía, a quién se lo planteara, que, en ese tema, lo dieran por muerto. Ahora el macuspano afirma estar jubilado de la política, pero los rumores corren en el sentido de que no está tan alejado, como él dice y que, a través de los alfiles que colocó en el gobierno de la Presidenta y en el Congreso, sigue haciendo política, aunque en lo oscurito.
El reencuentro del ex presidente con la vida pública no es casual. Un personaje que todo lo politiza, como es su caso, siempre actúa con un objetivo político. Resulta curioso que apareciera para presentar su libro, justo en los momentos más delicados en la gobernanza de la Presidenta Claudia Sheinbaum, a la que se le juntaron varios temas candentes.
Manifestaciones y bloqueos de transportistas y productores del campo, para protestar por la inseguridad y extorsiones en las carreteras; precios justos a sus productos y en contra de la reforma a la Ley del Agua, con efectos negativos para los poseedores de terrenos agrícolas. Estas movilizaciones causaron un verdadero caos, que afectó a alrededor de 19 estados de la República.
Diez días antes, había ocurrido una severa represión policíaca en contra de una manifestación pacífica en la CDMX. Grupos violentos, infiltrados, habrían de desvirtuar los propósitos de la marcha, desafiando al, oficialmente, inexistente cuerpo de granaderos, y causando destrozos y robos a comercios. La autoridad realizó detenciones, pero, curiosamente, en ningún caso de alguno de los miembros de los grupos violentos.
Finalmente “algo” precipitó la remoción, muy desaseada, por cierto, del Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, quien se resistió todo lo que pudo, hasta lograr una negociación para su salida.
Ciertamente momentos turbulentos para la Presidenta, en los que, la reaparición del expresidente poco le ayuda y sí da lugar a conjeturas. Menos mal que el tabasqueño, decidió no hacer una gira para la presentación de su libro. Para no hacerle sombra a la Presidenta, dijo. Él sabe bien, que el mejor ex presidente es el que se borra de la escena política para permitir que quién lo suceda, actúe con plena libertad.
Su insistente discurso del retiro, se parece mucho a sus reiteradas declaraciones, durante su mandato, de no reelegirse. Una innecesaria declaración porque la Constitución lo prohíbe. Sus reapariciones no las prohíbe ninguna ley, pero sí la ética política y el respeto que le merece la investidura presidencial.
El problema es que ya anunció que va a escribir otro libro, Gloria, que le dará pretexto para otra reaparición, como temporada de Netflix, más allá de las tres razones expuestas.
