jueves, abril 18, 2024

TEMAS CENTRALES: El peso de las palabras

Miguel Tirado Rasso mitirasso@yahoo.com.mx

La semana pasada, en una conferencia de prensa, en San Diego California, el Presidente de los EUA, Donald Trump, hizo un desafortunado comentario para acabar con el Coronavirus. Ante la efectividad del desinfectante para combatir el COVID-19 y su vulnerabilidad al calor y la luz, según su afirmación, Trump se preguntó si habría manera de inyectar internamente desinfectante a quiénes tienen el contagio o aplicarles “una luz tremenda, ultravioleta o simplemente muy potente”, para curarlos.

El planteamietno del mandatario, podría haber quedado como una más de sus imprudentes ocurrencias, de no ser porque hubo quiénes se la tomaron en serio y tuvieron que ser atendidos por los servicios de salud por consumo de desinfectantes, según informó la Agencia de Manejo de Emergencias del estado de Maryland, EUA, que recibió más de cien llamadas de emergencia.

Y es que, éste es un claro ejemplo de lo delicado y riesgoso que pueden llegar a ser las palabras de un político de alto nivel, como en este caso, el del primer mandatario de la Nación más poderosa del orbe, dichas sin ton ni son, sin medir su influencia ni sus consecuencias. Porque, independientemente de la brillantez o no del personaje, aquí el cargo sí importa. Cualquier comentario lleva consigo el peso de lo que representa, y sus seguidores lo aceptarán y acatarán como verdad incuestionable.

Los políticos deben hablar poco, para decir mucho. Por la interpretación que puedan tener sus afirmaciones, no es recomendable que hablen a la ligera y mejor mediten sus palabras, recordando que la buena improvisación es la que está preparada. Con Independencia de que lo que expresen, sea su punto de vista, es preciso recordar que, por el cargo que ostentan, siempre estarán emitiendo la opinión del personaje público, no la de un ciudadano de a pie. Porque, como se dice en el argot judicial, todo lo que digan podrá y, en la práctica es utilizado en su contra. Sus palabras estarán siempre bajo el escrutinio de la ciudadanía, al ser públicas y tener una amplia difusión por la calidad del expositor. A fin de cuentas, hablar más no significa convencer más.

Aplicando el principio de Pareto, o regla de 80/20, con el 20 por ciento de sus palabras, un político puede obtener el 80 por ciento del objetivo buscado en su mensaje, lo que estaría en función de la cautela, precisión, claridad y concisión de su expresión. En contra, los excesos y abundancia en la oratoria, el 80 por ciento, sólo podrían alcanzar el 20 por ciento de la intencionalidad del discurso, además de que hablar mucho, siempre conlleva el riesgo de caer en imprecisiones, cometer errores o incurrir en contradicciones. Cosa grave para cualquier político serio.

Ante la confusión causada por las palabras del mandatario estadounidense, hubo preocupación y reacciones inmediatas de parte de médicos, científicos y fabricantes de desinfectantes, alertando sobre los peligros de semejante aplicación. La firma del limpiador y desinfectante Lysol, alertó, través de un comunicado, que sus productos “bajo ninguna circunstancia…deben administrarse en el cuerpo humano, por inyección, ingestión o cualquier otra vía”. Científicos, como Robert Reich, especialista en Salud de la Universidad de California, simplemente comentaría “Boicoteen la propaganda y escuchen a los expertos. Y, por favor, no beban desinfectante”.

Y, por supuesto, este gazapo dio tema a sus opositores políticos, como la demócrata Nancy Pelosi, presidente de la Cámara de Representantes, que, tras calificar de peligrosa la sugerencia del presidente, ironizó señalando que por un lado el mandatario se niega a dar fondos al Servicio Postal norteamericano, pero sí recomienda “que te inyectes Lysol en los pulmones.”

Y mientras Trump alegaba en su defensa, que era una broma, que sólo había hecho una pregunta sarcástica a los periodistas para ver que sucedía, la Casa Blanca, en su control de daños, arremetía contra el mensajero, en una práctica muy común de nuestros tiempos, acusando a los prensa de tergiversar los dichos del mandatario.

Un esfuerzo inútil por acomodar a modo, hechos que quedaron grabados y difundidos por todo el mundo, exhibiendo, un gobierno excéntrico y de ocurrencias, al que se le está alejando, cada vez más, su expectativa de reelección.

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