Miguel Tirado Rasso
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Hace sólo unas semanas comentábamos, en relación al madrugador destape de aspirantes a la carrera presidencial de 2024, que la precipitación de los tiempos en este tema, da lugar, inevitablemente, a consecuencias no muy favorables para el ejercicio de la gobernanza por la distracción que genera entre quiénes se sienten con posibilidades de conseguir la candidatura que le llevará a sentarse en la silla del águila.
Y es que, entonces, en el ejercicio de las funciones propias del cargo que desempeñan, cambian las prioridades, el futuro político personal se vuelve el principal objetivo y, en ese sentido, se conducen. Porque, aun cuando hay quién prefiera dejar a la imaginación sus intenciones futuristas, no formulando declaraciones sobre el tema, su actuación lo o la delata.
La jefa de Gobierno de la capital del país, Claudia Sheinbaum, la que en la percepción popular aparece como la favorita corcholata de Palacio Nacional, se ha caracterizado por evadir el tema del futurismo presidencial. Hasta la fecha, no encontramos una afirmación contundente de esta funcionaria sobre sus aspiraciones presidenciales e, invariablemente, refiere a que “eso ya se verá en su momento”. Pero todo hace suponer, que su coach en esta aventura decidió, a partir de los pobres resultados electorales para la CDMX de junio pasado, que, aún faltando dos años para los tiempos electorales de 2024, había que empezar ya a construir su candidatura.
Los cambios están a la vista. Ajustes en su equipo, con refuerzo de operadores políticos rudos, endurecimiento en el trato con la oposición, discurso más agresivo y una mayor concentración de poder del gobierno de la ciudad en detrimento de las alcaldías no morenistas. En su actitud y sus declaraciones se notan diferencias. Recientemente, y con motivo de los ataques mañaneros a la UNAM sobre su supuesto neoliberalismo y derechización, la otrora prudente científica mutó en política y, olvidando su pasado universitario, se sumó a las críticas del presidente, arremetiendo contra la labor académica en esa casa de estudios y pidiendo abrir el debate dentro y fuera de la universidad.
Pareciera que hay prisa en armar su candidatura. Como en las encuestas publicadas, la jefa de Gobierno resulta poco conocida a nivel nacional, se hace necesario que salga de su jurisdicción, aunque esto signifique abandonar por momentos la plaza y hacer a un lado sus responsabilidades y labores para las que fue electa. Cualquier pretexto es válido para placearse, sin importar que lo que haga se parezca mucho a una precampaña política, por que esas salidas son injustificables. Tan obvio es esto, que ella misma reconoce que son viajes que paga con sus recursos personales, lo que significa que nada tiene que ver con las responsabilidades de su cargo. ¿Entonces?
La semana pasada, Claudia estuvo muy activa. Viajó a Campeche, en donde informó a los campechanos sobre el programa de vacunación en la capital del país; estuvo en Guanajuato, para la presentación del Festival Cervantino; en Baja California, acudió a la toma de protesta de la nueva gobernadora, Marina del Pilar Ávila, y en Colima, también, para la protesta como gobernadora de Indira Vizcaíno. En todas las plazas su visita no pasó inadvertida y las entrevistas no se hicieron esperar. Inclusive en Colima, dio la nota al declarar que desde hace mucho México está preparado para ser gobernado por una mujer. Palabras que, en su voz, tienen un significado más allá de su interpretación literal, y permiten dar lugar a cualquier especulación.
Así pues, es previsible que nuestra jefa de Gobierno continúe en su periplo por toda la República, porque levantar una candidatura para el máximo cargo político del país requiere de tiempo y dedicación; además de que los otros competidores, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard y el senador Ricardo Monreal, también están en lo suyo. Solo hay que ver la difusión de las fotos del canciller compartiendo con los presidentes de EUA, Joe Biden; de Francia, Emmanuel Macron; de Argentina, Alberto Fernández; con la canciller alemana, Angela Merker, con motivo de su asistencia a la cumbre de las economías más grandes del mundo, el G20, el fin de semana pasado.
Por su parte, el senador Monreal, consciente de que sus colegas ya están en una campaña sorda, durante su asistencia a la toma de protesta del nuevo gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, declaró a la prensa que él les va a ganar la candidatura presidencial a sus correligionarios, si Morena abre la selección del candidato a una elección interna.
Queda claro que estos tres personajes, ya se está distrayendo de sus responsabilidades y están actuando con un ojo a su chamba y otro al futuro.