martes, diciembre 3, 2024

TAL CUAL: Las xenofobia de Trump se instala en América Latina

Luis Carlos Rodríguez González

La xenofobia, el discurso y las políticas antiinmigrantes de Donald Trump son una realidad no sólo en los Estados Unidos de Norteamérica. De Tijuana a Brasil el efecto del muro fronterizo, del odio a los migrantes, del cierre de fronteras, del hostigamiento en contra de los extranjeros que buscan refugio o trabajo, es una realidad.

Con matices, alcaldes, gobernadores, traficantes, policías y funcionarios electos en México, pero también en Brasil, Colombia y Costa Rica, entre otras naciones, expresan su repudio a los migrantes, les queman campamentos, los arrojan al mar, proponen una versión mexicana de “Border Patrol” y los llaman “indigentes”.

Muchos funcionarios de naciones que por años han sido de expulsión y tránsito de migrantes salen del clóset para exponer su odio a este éxodo. En abril pasado, la alcaldesa de Hermosillo, Sonora, en el norte de México, Angelina Muñoz, pidió a la población dejar de apoyar a los  migrantes para que no se conviertan en un problema social.

“Nosotros cada reunión que tenemos les pedimos el favor de que no les den, se oye gacho, y unos dicen: ‘pero cómo, va contra mis principios, de mi religión, de mi fe o simplemente de un principio de humanidad’, pero nosotros mismos estamos generando un problema mayor”, apuntó.

También en México, quien será el próximo secretario de Seguridad Pública Federal en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, Alfonso Durazo, propuso la creación de la Policía Fronteriza, es decir la versión mexicana de la Border Patrol, para aplicar la ley en materia migratoria. Frente a las críticas reculó del tema, pero dejó en evidencia su coincidencia con las políticas de Donald Trump.

En julio pasado, en Colombia, más de 60 migrantes provenientes de Bangladesh, Brasil, Cuba, Eritrea e India, después de cruzar el golfo de Urabá, a la altura de Cabo Tiburón, fueron arrojados al mar por parte del piloto de la lancha y su ayudante, dedicados al tráfico de personas. Entre las personas había cuatro menores de edad y una mujer en estado de embarazo. Al final la Armada colombiana logró rescatarlos. Sólo un migrante murió ahogado.

Este fin de semana en la frontera norte de Brasil un campamento de migrantes venezolanos en Brasil, fue desalojado por vecinos del municipio Pacaraima, quienes dicen estar cansados de robos y la presencia de lo que llamaron “indigentes”. Estos quemaron sus objetos personales y las tiendas de campañas en donde dormían. Al grito de “fuera, fuera, vuelvan a Venezuela” fueron obligados a regresar a su país.

También este fin de semana, en Costa Rica, uno de las naciones que se consideran más civilizadas y abiertas a la migración, se vivió una violenta manifestación xenófoba en contra del éxodo de nicaragüenses que huyen de la situación política de su país.

Las redes sociales se convirtieron en el canal para convocar el sábado a una manifestación que se hacía llamar “pacífica” y “nacionalista” y que pretendía “recuperar” y plantar una bandera de Costa Rica en el parque La Merced, un sitio de reunión de nicaragüenses en el centro de San José. Todo terminó en disturbios, insultos y agresiones hacia los nicaragüenses, además de dejar un saldo de 44 detenidos y el decomiso de bombas molotov, machetes y cuchillos.

Muy grave el doble discurso de gobiernos, de autoridades, de países que por un lado repudian el discurso xenófobo de Donald Trump y que por otro lado fomentan, solapan y hasta repiten las mismas políticas, sueñan con sus propios muros y sus “border patrol” versión latinoamericana. Tal Cual.

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