El azúcar libera endorfinas en el cuerpo y se combina con otras sustancias químicas del organismo, lo que produce un aumento repentino de energía. Una vez que una persona asocia mentalmente el azúcar con la obtención de energía, puede volverse dependiente.
La investigación encabezada por la Universidad de California en San Francisco (EE.UU.) llama especialmente la atención sobre el azúcar añadido del que señala que, aun siguiendo una dieta sana, “cada gramo” que consumían las participantes “se asociaba a un aumento de su edad epigenética”.