José SÁNCHEZ LÓPEZ
En lo que va de este 2022 suman ya 19 periodistas asesinados y nada
parece indicar que se detendrá la ola de crímenes de comunicadores,
cuya impunidad es del 98.7 por ciento.
Y en los tres años y ocho meses de gobierno de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ
OBRADOR, un total de 55 comunicadores fueron victimados, hasta el 12
de marzo, reconoció la Secretaría de Gobernación.
Habría que agregar los crímenes ocurridos en meses posteriores.
En los tres años del panista FELPE CALDERÓN, se contabilizaron 41
periodistas asesinados; con el priista ENRIQUE PEÑA, fueron 44 y con
el morenista LÓPEZ son ya 56.
Como de costumbre, asociaciones, agrupaciones y demás organismos no
gubernamentales, que nunca hacen nada en beneficio del gremio
periodístico, el más desprotegido laboralmente, cuando es asesinado
otro periodista vuelven a salir a las calles, enarbolan su estandarte
de paladines y protestan, condenan, se lamentan y “exigen” castigo,
pero hasta ahí, después se vuelven a enclaustrar hasta que caiga otra
víctima.
Desde hace 10 años, en teoría, existe un mecanismo para atender la
violencia contra comunicadores, porque en la práctica no implementa
acciones directas para la prevención del delito, no investiga delitos
ni le corresponde abatir la impunidad en la justicia tratándose de los
casos y no cuenta con atribuciones para erradicar la violencia
generalizada que existe en entidades federativas.
¿Entonces cómo para qué?
También hay áreas especiales en todas y cada una de las instituciones
gubernamentales, creadas especialmente para atender y proteger a
periodistas. Cada una recibe millonarios presupuestos que jamás
justifican.
Y ¿sabe usted quiénes son los principales responsables? políticos y
servidores públicos exhibidos por corruptos y el crimen organizado,
muchas de las veces vinculados entre sí.
La verdad es que México es de los países más peligrosos en el mundo
para ejercer el periodismo.
Y no es politiquería, como la predicada en las “mañaneras”, donde el
personaje que debería garantizar el ejercicio libre de la libertad de
expresión, se encarga, un día sí y oteo también, de sembrar discordia,
de dividir, de ofender a los periodistas que no lo adulan, como los
profesionales de la lisonja a los que les siembran preguntas a modo
para que se luzca.
Así o más claro, el por qué en este régimen ha aumentado el número de
periodistas asesinados, si desde el púlpito presidencial se alienta a
acallar periodistas y nunca faltan los acomedidos.
Sí, van 19 y…contando.***NUNCA HABRÁ LIMITES PARA LA DESVERGUENZA.***AU REVOIR.
