Luis Alberto García / Moscú, Rusia
*La salida intempestiva de las compañías extranjeras.
*Perspectivas de Andrei Kolesnikov y Paul Musgrave.
*La apertura de McDonalds fue mensaje de confianza.
*En 1989, el Muro de Berlín había caído semanas atrás.
*Con la guerra, ven mal al país y el regreso a la era soviética.
Cuando McDonald’s abrió su primer local de hamburguesas frente a la plaza Pushkin de Moscú, la Unión Soviética todavía existía y esperaría su extinción hasta las 11.42 de la noche del 25 de diciembre de 1991.
El año anterior, a la vuelta de la esquina, una larguísima fila de ciudadanos soviéticos esperaba para comprar un pan con carne en uno de los mayores símbolos del capitalismo, aguardando el colapso de un régimen que prevaleció más de setenta años.
El Muro de Berlín había caído menos de tres meses antes, el 9 de noviembre de 1989, y en el Kremlin, Mijaíl Gorbachov lideraba fallidamente el proceso de reformas políticas y económicas de la Unión Soviética con la apertura hacia el mundo no comunista con la Perestroika y la Glasnost como banderas.
A pesar del lastre de la burocracia soviética difícil de erradicar, los cambios atraían inversiones extranjeras y cientos de empresas se instalaron, como acontecía con la inauguración en Moscú de la cadena de comida rápida ícono de Estados Unidos el 31 de enero de 1990, acto que demostró que la cortina de hierro se había caído.
La apertura de McDonald’s ese año modificó el cerco que había con Occidente; pero después de años y años de operaciones en el país, McDonald’s anunció el cierre de sus 847 restaurantes en Rusia debido a la invasión a Ucrania por parte del gobierno de Vladimir Putin iniciada el 24 de febrero de 2022.
Las empresas occidentales se están yendo masivamente de Rusia y muchas han limitado sus servicios a clientes rusos, aunque hay otras señales que recuerdan el pasado: la salida de los rusos al exterior se está dificultando, el rublo cayó en picada, los precios se están disparando.
“Con la apertura de McDonald’s, Occidente llegó a Rusia; ahora, con su cierre, se van, se van y tal vez no volverán”, escribió Andrei Kolesnikov, presidente del Programa de Política Nacional Rusa en el centro Carnegie de Moscú.
“El mayor gesto simbólico aquí es que cuando McDonald’s se mudó a la Unión Soviética, fue parte de un mensaje de apertura y fomento de la confianza y la cooperación entre Rusia y Occidente. Ahora, todas esas avenidas se cerraron”.
“Que Rusia vea la salida de McDonald’s realmente trae un final o un cierre a esa era. Y estamos como parados, al menos simbólicamente, en una nueva era de división entre Rusia y gran parte del resto del mundo”, dijo Paul Musgrave.
“Ante la dureza de la política exterior e interior implementadas por Vladímir Putin y su régimen autoritario, es de temerse una regresión a la era soviética”, advierte Musgrave, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Hamerst, Massachusetts.