Jorge Herrera Valenzuela
La integración del Frente Amplio Democrático o Frente Amplio Opositor, simplemente no es la solución para salvar al país hundido como nunca. Para el expriista Arturo Núñez Jiménez, cobijado con la bandera del perredismo, “hay excepciones en que si se da la mezcla del agua y el aceite”. La afirmación del gobernador sureño es que, hoy en día, las ideologías, los principios y las acciones políticas, son cosas del pasado y hay que sumarse a la corriente encaminada a proteger los intereses personales de los dirigentes de los repudiados partidos políticos.
El éxito del Frente Democrático Nacional, en 1988, radicó en que se sumaron las fuerzas de lo que conocimos como las izquierdas. Cada grupo tenía su determinada su ruta. Los había socialistas, libres pensadores, maoístas, trotskistas, demócratas. Tuvieron una meta común al respaldar la candidatura del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien no peleó para que le reconocieran su triunfo y se concretó a calificar de espurio al gobierno de carlos salinas de gortari –así con minúsculas–, además desconociéndolo.
A partir del próximo 8 de septiembre seremos testigos, durante diez meses, de la campaña electoral más sucia e inocua de los últimos cincuenta años. En nuestro país hace veintitrés años desaparecieron los políticos-políticos. La nominación priista de Ernesto Zedillo Ponce de León se hizo con fórceps, tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta. El economista egresado del Instituto Politécnico Nacional no militaba en el PRI, no simpatizaba con ese partido y él, Zedillo, no era político. Después se impuso un empresario refresquero, carente de antecedentes políticos pese a que fue diputado federal y gobernador; gris como legislador y el gobierno de Guanajuato lo dejó en manos del secretario de gobierno. Compartió el poder con su esposa. Lo sucedió uno de sus correligionarios, que no demostró experiencia para gobernar y tiñó de rojo, con sangre humana, el suelo mexicano.
Desde meses antes de terminar su sexenio como gobernador del Estado de México, el atlacomulquense Enrique Peña Nieto cobró fuerza como precandidato del PRI a la Presidencia de la República. En septiembre de 1993, Peña inicia su incursión en la administración pública, como secretario particular del Secretario de Desarrollo Económico (Arturo Montiel Rojas), después es parte del gabinete estatal, diputado local y gobernador. Jamás salió de Toluca. Sus relaciones eran con gobernadores, no conocía a la clase política nacional y no tuvo experiencia administrativa o legislativa federal, por ello integró su gabinete con amigos cercanos.
Pues bien, la descomposición social y la ausencia de políticos de carrera, ha colocado al país en una difícil situación particularmente para la elección presidencial del 2018. Es una realidad que los que juegan a la política, salvo aquellos que tienen reconocida actuación dentro y fuera de sus partidos, imponen sus ideas y criterios sin fijarse en el futuro de más de 120 millones de mexicanos. Es un hecho, porque así lo manifestaron los promotores del “Frente Amplio” (Ricardo Anaya Cortés a la cabeza) que el propósito central es que el PRI no continúe en el poder y que tampoco triunfe Andrés Manuel López Obrador, quien va por su tercera candidatura.
Diego Fernández de Cevallos, distinguido PANista, escribió que no hay que “entrar a temas estrictamente ideológicos, que harían imposible el consenso”, esto en cuanto a la presentación de un plan básico de gobierno “dirigido a limpiar los amplios ámbitos gubernamentales y a ejecutar acciones impostergables para superar la devastación nacional que a todos termina por lacerarnos”. ¿Liberales y conservadores, hermanados?
También el exlegislador, exdirigente partidista y excandidato presidencial, se pronunció por la candidatura “consensada” de un hombre o una mujer “comprometidos con el cambio sustantivo”, evitando “tener un gobierno con más de lo mismo o entregar el país a un iluminado”. Precisó Fernández de Cevallos Ramos: “No se trata de depositar en una persona el futuro nacional, sino de conformar un equipo de gobierno plural, honesto y capaz”. Excelente propuesta, en lo teórico, porque en lo práctico es más que imposible. Recordemos al maestro Jesús Reyes Heroles que afirmó “para conocer al hombre, hay que darle poder”.
PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿El triunfador la noche del domingo 1 de julio de 2018, como Presidente de México nombraría Secretario de Gobernación al que ocupe, en la votación, el segundo lugar?
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