viernes, marzo 29, 2024

RAFAGA: Granados recibe un PRD sin rumbo y desarticulado

Jorge Herrera Valenzuela

Increíble que también en el Partido de la Revolución Democrática Revolucionario “el dedazo” haya funcionado para el cambio de dirigente nacional. Miguel Ángel Mancera Espinoza, que dice ser el papá del frente PAN-PRD-MC, cobró doble por no ser el elegido como candidato presidencial. Primero, jugó con habilidad política y colocó, como líder del PRD, a María Alejandra Barrales Magdaleno, quien le falló al aceptar que el presidente del PAN sea el candidato del Frente por México. Después, audazmente, maniobró para que, sin problema alguno, su consejero jurídico Manuel Granados Covarrubias quedase, desde el domingo 10 de este mes, como el presidente número 17, en 28 años, del Sol Azteca. Un clásico y viejo vicio: “el dedazo”

Granados Covarrubias, académico universitario y político de 42 años de edad, tiene una tarea muy importante y trascedente, pues será quien coordine a los candidatos perredistas en el histórico proceso electoral de 2018, insólito e inédito en su desarrollo y  complejidad porque los tres partidos mayoritarios y el novedoso Movimiento de Regeneración Nacional, estarán participando en coaliciones. Por en los tres niveles de gobierno: federal, estatal y municipal están en disputa más de 3,300 cargos: Presidente de la República, 128 senadores, 500 diputados federales, nueve gobernadores, 16 alcaldes en la Ciudad de México 40 diputados locales por mayoría y al primer gobernador de la Capital del País. Además de alrededo4 de 1,600 presidentes municipales y aproximadamente cerca de mil diputados locales.

Mancera Espinoza tenía la certeza de que sería el candidato del referido frente, pero se impuso el presidente nacional del PAN. En las oficinas del jefe de Gobierno se consideró que María Alejandra no tuvo la capacidad ni la fuerza suficientes, para que el jefe del gobierno capitalino viera cumplido su deseo, después de una intensa campaña dentro y fuera del territorio nacional. Para entonces trascendió que el PAN buscaría la Presidencia de la República y al PRD le dejaban el gobierno capitalino, hacia donde María Alejandra encaminó sus pasos, pero, el pero que nunca falta, no contaba la senadora y exlideresa sindical de los sobrecargos de aviación que saltarían Salomón Chertorisvki Woldenberg y Armando Ahued Ortega para buscar el apoyo del PRD; ambos también son del equipo del entristecido Miguel Ángel que decidió no separarse de su cargo.

En este cambio del comité ejecutivo nacional, no hubo objeción de “Los Amalios”, de “Los Chuchos” ni de “Los Bejaranos”, tres de las 15 tribus que pelean, no por ideología, posiciones del ámbito legislativo o quedar en las nóminas de los gobiernos que lucen los colores amarillo y negro.

Manuel Granados Covarrubias, hijo de uno de los pocos líderes campesinos honestos (licenciado Manuel Granados Chirinos), seguramente ya advirtió que el PRD carece de una estructura nacional, que el dueño de MORENA sigue minando al partido político que dirigió entre 1996 y 1999, que no hay unidad interna. La designación de candidatos será una tarea ardua, donde principalmente se requiere el manejo conciliatorio.

María Alejandra antes de salir de la presidencia perredista asistió con el PAN y el Movimiento Convenenciero (MC) a las oficinas del Instituto Nacional Electoral para formalizar el registro de esa coalición. Manuel Granados ha dejado entrever que van jugar sin alianzas y por lo tanto tendrá que definir la posición perredista y desligarse del frente, lo cual como experto abogado en materia electoral no pasará por mayores problemas.

Pero, no faltan los peros, recordamos que la entrada del PRD a la política nacional fue la de un caballo brioso, con la ligereza de uno de cuarto de milla, de un corcel que devoraba la pista de carreras. Desplazó con singular fuerza al hasta entonces invencible PRI. Le quitó la “joya de la corona”: el Distrito Federal, la Capital del País. En la hoy Ciudad de México los colores  amarillo y negro, el emblema del Sol Azteca, llevan 20 años dominando política y administrativamente. Los legisladores federales y los locales, se ampáran con las siglas del “perderé”, como dice el jurista jalisciense Héctor Basulto Mancilla.

En el 2018 Manuel Granados Covarrubias tiene su prueba de fuego. Debe sacar adelante a su amigo y jefe Miguel Ángel Mancera Espinoza, autoretirado de la contienda por la Presidencia de la República. Hay que trabajar porque el perredista que busque la jefatura o gubernatura de la Ciudad de México, le gane a la científica Claudia Sheinbaum, candidata impuesta por el dueño de MORENA. También le toca al sucesor de María Alejandra, no perder las alcaldías (hoy delegaciones políticas) y los 66 asientos de la hasta ahora denominada Asamblea Legislativa. Y ¿qué decir de las dos senadurías y las treinta y tantas diputaciones federales?

PREGUNTA PARA MEDITAR:

¿El novato dirigente nacional del PRD actuará con independencia de los acuerdos políticos de su antecesora, es decir se desligará del Frente por México e impondrá a candidatos perredistas?

jherrerav@live.com mx

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