miércoles, abril 24, 2024

R A F A G A: El PRI no necesita enemigos, los tiene en casa

Jorge Herrera Valenzuela
Desde los días en que el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari intentó borrar del mapa político al Partido Revolucionario Institucional, los enemigos de dicho instituto político quedaron incrustados en las paredes del edificio principal y algunos se escondieron en los armarios de las oficinas. En este año, con rumbo a las elecciones presidenciales, estatales y municipales, de plano los dirigentes nacionales no disimulan que son simples empleados del Presidente Enrique Peña Nieto.
En el tricolor se volvió a la costumbre, implantada en 1940 por el general Lázaro Cárdenas, de que el presidente saliente señalaba con su “dedito” al sucesor. En 1994 fue la última ocasión en que hubo una designación de esa naturaleza, pero el candidato Luis Donaldo Colosio Murrieta fue asesinado y el PRI postuló al que fungía como coordinador de la campaña. En este 2017, el presidente nacional del PRI no reparó en afirmar, con amplia sonrisa, que la decisión definitiva es del Presidente de México, en su calidad de ser el priista número uno.
Bueno, a eso súmele usted, que precisamente el “número uno” también llamado “el preciso”, determinó colocar al exgobernador Eruviel Ávila Villegas en la dirigencia del PRI en la Ciudad de México y de paso “reivindicar” al líder de los pepenadores, un sujeto de los peores antecedentes, cuyo nombre de plano me resisto a escribir. El corrupto exgobernador tenía la idea de ser el candidato priista en el 2018 y ahora espera reemplazar al actual presidente nacional del PRI, dejando en su lugar a ese nefasto individuo al que el hoy diputado federal César Camacho Quiroz no hace mucho tiempo, defendió.
EL PRI desde hace 20 años, entregó al PRD el poder político del Distrito Federal, hoy Ciudad de México, que sigue siendo Capital del País y sede de los Tres Poderes de la Unión. Con Roberto Campa Cifrián, el tricolor dejó de ser el invencible en los procesos electorales en el corazón de la República. Perdió el gobierno, las diputaciones federales, los escaños senatoriales y los espacios de la Asamblea Legislativa.
Primero fue la tecnocracia la que marcó el declive del partido que desde enero de 1946 es identificado como PRI. Después las ambiciones de Roberto Madrazo Pintado en dos ocasiones consecutivas, 2000 y 2006, provocaron choques internos en el comité ejecutivo nacional que culminaron dos derrotas, en los años señalados y la expulsión de Elba Esther Gordillo Morales que había sido secretaria cuando el tabasqueño era el presidente nacional. La profesora creó su propio partido con el apoyo magisterial, Alianza Nacional, más conocido como el PANAL.
Por esos antecedentes, puedo escribir que el Partido Revolucionario Institucional no requiere de enemigos, los tiene en casa. Volvimos a los viejos tiempos, retrocedimos al siglo pasado, en que solamente valía y se acataba la palabra del Presidente de México. Eran los días del PRIismo, del presidencialismo. Todo se hacía con una estrategia estructurada, escuchando a los políticos experimentados, marcando cada paso y con la intervención de un ejército civil para desarrollar funciones específicas.
Eruviel se ufana de hacer el “destape” de cuatro personas como precandidatos al Gobierno de la Ciudad de México, sin antes conocer la opinión de los pocos priistas que quedan en la Capital del País. Mencionó a dos funcionarios, no políticos, que se placearon como aspirantes a la candidatura presidencial: José Ramón Narro y Aurelio Nuño Mayer, ambos sin la más mínima experiencia en procesos electorales. Nuño fue artífice de crear programas desde su cargo de jefe de la Oficina de la Presidencia y de ahí saltó a titular de la SEP, sin antecedentes en la materia. El doctor Narro Robles, eminente catedrático, buen rector de la UNAM, sin haber ejercido como médico carente de conocimientos sobre lo que es la política y desconocedor de la compleja problemática de una de las más grandes ciudades del mundo.
Los otros son un par de políticos totalmente desconocidos para los electores de la Ciudad de México. Adrián Ruvalcaba Suárez tiene en su haber curricular un paso violento, agresivo, protector de golpeadores, en su actuación como Delegado Político en Cuajimalpa. Israel Betanzos Cortés, por la vía plurinominal fue uno de los 8 priistas integrados a la V Asamblea Legislativa del Distrito Federal y ha realizado trabajos en el PRI capitalino, pero hasta ahí. Adrián presume que alguna vez el Presidente Peña Nieto le dijo “Tú, vas a ser jefe de gobierno”, apoyándolo para ser Asambleísta del D.F., aunque él y sus compañeros se autonombran diputados.
Reitero, el PRI no necesita enemigos, los tiene en casa. ¿Cómo suponer que los dos miembros del gabinete peñanietista tienen posibilidades de triunfo, si no la tuvieron políticos como Alfredo del Mazo González, Jesús Silva Herzog y Beatriz Elena Paredes Rangel?
PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿Estarán enterados los dirigentes priistas que en la hoy Ciudad de México sus estructuras están fracturadas y los priistas fieles no son considerados para los puestos de elección popular?
jherrerav@live.com.mx

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