Por Gerardo Flores Ledesma (*)
Poco margen de maniobra para Hacienda
Los chaqueteros de López Obrador
EL GOBIERNO de Donald Trump ha reforzado su estrategia de elevar tasas de interés para que su población gane por la vía de mayores rendimientos y ha disminuido los impuestos para que haya consumo por la vía tributaria. México está obligado a responder con medidas de política monetaria y fiscal si es que quiere mantener un nivel de crecimiento promedio de al menos 2% anual y una captación de recursos de dos dígitos en las arcas nacionales.
Está previsto que el 21 de marzo habrá un alza en tasas de interés de referencia de la Reserva Federal, ahora bajo el mando de Jerome Powell, un académico incondicional de Trump y que no se atreverá a impugnar ninguna orden de su jefe. La estrategia de Trump podría crear una inflación creciente, pero a cambio otorgará a su población dinero a través de una reducción impositiva y más ganancias por medio de sus inversiones en papel del Tesoro que en las últimas semanas se han elevado en forma importante y que dan beneficios de casi 3%, muy por encima del 2% que es el objetivo de inflación.
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EL TITULAR de Hacienda y Crédito Público, José Antonio González Anaya, sostiene una papa caliente en la mano, porque ajustar los impuestos en un momento político-electoral implica presiones de recursos para satisfacer necesidades sociales. Reducir las tasas de Impuesto Sobre la Renta (ISR), por ejemplo de 30% a 28%, como estaban antes de 2015, sería casi imposible de ejecutar, si a cambio no se descobijan o disminuyen erogaciones en programas vitales como salud, educación y empleo.
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CUANDO los candidatos hablan de redoblar las pensiones de los adultos mayores, ofrecer un sueldo mensual a los que ni estudian ni trabajan, mantener los planes de apoyo a madres solteras y personas en situación de calle o vulnerabilidad, como le llaman ahora, francamente están apostando a espectros de la economía, que nos llevarán a la deriva en tal materia, porque son los empresarios y no los funcionarios del gobierno, de la proporción que sean, los únicos que ofrecen riqueza y empleo. Cuando la economía no crece más de 2% en promedio; la inflación se desbordó hasta casi 7%, según cifras oficiales; la pobreza crece de la mano de la corrupción, y no hay forma de obtener más ingresos, excepto si pedimos prestado, sólo se puede afirmar que tales aspirantes a ocupar la silla de Los Pinos no saben lo que dicen o que están mintiendo en forma descarada.
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CADA DIA son más los que se quieren sumar al movimiento político que quiere llevar a Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República. Sorprende la facilidad con que cambian de ropaje decenas de políticos, periodistas, analistas económicos, expertos financieros, empresarios, y oportunistas, así como enemigos acérrimos del otrora peligro para México. Muchos han vivido en el sistema durante décadas, han cambiado y saltado sin más convicción que vivir del presupuesto, como decía del tlacuache Garizurieta. Pero lo que es digno de estudio y deja atónito a cualquier es que los panistas más recalcitrantes, los foxistas y miembros de derecha más acentuada, hayan cambiado o fingen que modifican su discurso ahora en favor de AMLO, y casi hablen como el tabasqueño. Es atroz que quieren fueron o son presidentes de partidos políticos, delegados, alcaldes, diputados, senadores, gobernadores y hasta secretarios de Estado, piensen siquiera en modificar su sendero de vida y convicción. Vale la pena decirles a todos esos gatopardistas o chapulines que no se equivoquen, López Obrador no hace negocios con sus enemigos y que a los oportunistas y aduladores momentáneos o de coyuntura, sólo los usa. En el equipo de López Obrador sólo caben sus leales de años y socios en planeaciones, así lo han dicho ellos, sus incondicionales, y así lo sostendrán. No se equivoquen, AMLO no ha cambiado el discurso y sabe de deslealtades. No se equivoquen, los traidores y desleales tendrán el trato que se merecen. No se equivoquen, en México no habrá viraje hacia la falsa izquierda, la de los advenedizos y la de los añejos priistas, porque el país es mucho más que las fuerzas políticas que maneja AMLO en Texcoco, en la Ciudad de México y en algunos otros municipios. Hay que hacer un subrayado a Manuel Espino, Ana Teresa Aranda, José Luis Durán Reveles y otros que aún están pensando en chaquetear, y apuntar quienes ya se cambiaron de encajes, sean de izquierda o derecha, harán sus reproches después del 1 de julio. Esos serán los casos de René Fujiwara Montelongo, nieto de Elba Esther Gordillo; Miguel Barbosa, Gabriela Cuevas y Hugo Eric Flores, entre otros.
Ahí les dejo la conseja, la moraleja, la frase pues: ¡Cosas vederes Mío Cid, que las piedras hablarán!
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(*) Socio Numerario de la Academia de Periodismo y Comunicación Social
(*) Miembro de Vanguardia en línea y de Consorcio de Medios Digitales SA de CV
(*) Socio de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT)
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