Por Gerardo Flores Ledesma (*)
La corrupción y los ex gobernadores, vergüenza nacional
EL LOCO de Washington, Donald Trump, cumplirá el 29 de abril sus primeros 100 días como presidente de Estados Unidos, con la desaprobación más abultada que haya tenido un mandatario de esa nación en dicho lapso.
Sin embargo, muchas de las amenazas que profirió como candidato las ha cumplido al pie de la letra. Ahí están la retención de empresas en su país y obligar a otras a paralizar inversiones foráneas; también la posibilidad de un enfrentamiento directo con Norcorea y los ataques a bastiones del Ejército Islámico que han desatado una ola de terrorismo en Europa, principalmente.
A finales del año pasado, subrayamos que México no estaría en el tiro al blanco de Trump en los primeros 100 días de su gobierno, pero la situación cambiará cuando termine abril, ya que el susodicho personaje se abocará, como dijo, a la construcción del muro fronterizo y al desmantelamiento del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Sobre este último punto fue clara la advertencia que hizo Trump la semana pasada: “Vamos a hacerle ‘grandes cambios’ al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o de lo contrario, Estados Unidos abandonará el acuerdo comercial iniciado con Canadá y México en 1994”.
La suerte del TLCAN está echada, porque Trump quiere abrir y revisar al menos 10 mil reglas de origen para llegar a un sólo objetivo: El petróleo de México. El TLCAN nunca se abrió a ese capítulo antes de 1994 cundo se negoció el Tratado. Hoy quieren ir por todo, pues está demostrado con alta tecnología desde fuera del planeta que, en nuestras aguas profundas patrimoniales y subsuelo, hay abundante combustible fino.
No debemos olvidar que su gabinete está integrado por millonarios involucrados totalmente en los negocios del petróleo, como Rex Wayne Tillerson, su secretario de Estado, exdirector corporativo de Exxon Mobile Corporation, y Wilbur Ross, su secretario de Comercio, un hombre que al igual que Trump hizo fortuna comprando negocios quebrados en los sectores del acero y el carbón.
Pero más allá de lo que suponen los negocios presentes y futuros de Trump, el desmantelamiento del TLCAN comenzará pronto y será demoledor para todos, porque se trata de un mercado valorado en casi 900 mil millones de dólares, de los cuales 520 mil millones de dólares se transaccionan entre México y Estados Unidos y el resto con Canadá. De esa cifra, unos 220 mil millones de dólares son exportaciones de Estados Unidos a nuestra nación.
Actualmente, los productos que se fabrican en México tienen un 40% de integración con componentes de Estados Unidos y de Canadá, como lo indican las reglas de origen. Eso garantiza que se puedan exportar con tasa cero, es decir sin impuestos adicionales. Si Trump y sus secuaces quieren elevar hasta 60% o más el grado de integración para mantener las exportaciones con tasa cero, México se puede adherir, con mejores ventajas, a las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y comprar más barato en otros países las partes y componentes que usa para sus lograr sus productos terminados y exportables.
De ese modo, el TLCAN no tendría razón de ser, y se podrían pagar los impuestos y aranceles adicionales que pretende colgar Trump a los productos mexicanos, y compensar ese desequilibrio con la compra de componentes menos caros de países asiáticos o europeos.
Con el desmantelamiento del TLCAN, México deberá colocar sus productos en otros países o bloques; obligadamente deberá abrir mercado en Asia, principalmente China y Japón, y redoblar su labor en América Latina y Europa.
Estados Unidos podría quedar a la deriva en materia comercial, cerrar su frontera y dinamizar su mercado interno, pero sin ahorro, como registra ahora sus cuentas nacionales, y con un déficit tan grave en lo fiscal y comercial, que más temprano que tarde podría lamentar las descabelladas ideas de su orate presidente.
Ahí les dejo la conseja, la moraleja, la frase pues: ¡Piensa mal y acertarás!
PUNTOS Y LINEAS
ES UNA vergüenza que los ex gobernadores de México se hayan convertido en ejemplo de corrupción y comentarios deleznables a nivel mundial, gracias a Javier Duarte (Veracruz), Rodrigo Medina (Nuevo León), Andrés Granier (Tabasco), Jesús Reyna (interino de Michoacán), Mario Villanueva (Quintana Roo), Pablo Salazar (Chiapas), Francisco Agúndez (Baja California Sur), Guillermo Padrés (Sonora), Luis Armando Reynoso (Aguascalientes), Humberto Moreira (Coahuila), y algunos más que tienen acusaciones por peculado, lavado de dinero, malversación de fondos y otras lindezas como César Duarte (Chihuahua); Roberto Borge (Quintana Roo); Rubén Moreira (Coahuila); Egidio Torre (Tamaulipas); Gabino Cué (Oaxaca); Juan Sabines (Chiapas) y Ángel Aguirre (Guerrero). Sin embargo, lo más grave de todo este asunto es que las autoridades de Hacienda, la Procuraduría Fiscal, el SAT y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, encabezadas por José Antonio Meade, Max Alberto Diener Sala, Osvaldo Santín y Jaime González, duermen el sueño de los justos sin atinar a informar, aunque lo sepan, sobre las cuentas de los mencionados y “presuntos” bandidos, así como de sus rutas de lavado de dinero y utilidad del circuito financiero que en México es laxo y gratificante, pero sólo para esa casta de depredadores del fisco y saqueadores del erario público, porque para el resto de los mortales no hay escape, o pagas impuestos o te atienes a las consecuencias… EL PRÓXIMO viernes se publicará la estimación del PIB del primer trimestre del año. Sólo confirmaremos que nuestra economía está desacelerada.
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(*) Socio Numerario de la Academia de Periodismo y Comunicación Social
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(*) Miembro de Vanguardia en línea y de Consorcio de Medios Digitales SA de CV
(*) Socio de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión
