GINEBRA, SUIZA.- En el mundo se vive actualmente una temporada de calor sin precedentes, donde las temperaturas máximas pueden alcanzar fácilmente récords históricos. Este es el resultado de una investigación realizada por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que está en gran parte relacionado con el fenómeno conocido como “El Niño”.
De acuerdo con Xataka México, en el estudio, se indica que actualmente hay un 98% de probabilidades de que los próximos cuatro años sean “extremadamente calurosos” y que también se conviertan en los más cálidos en promedio de la historia moderna.
Esto se debe a varios factores, siendo el primero de ellos el calentamiento global. Sin embargo, también está el fenómeno “El Niño”, que ya se encuentra presente en el planeta y que oficialmente se da por iniciado cuando hay una elevación de la temperatura de 0.5 °C por encima de la media del periodo entre 1971 y 2000.
El fenómeno de “El Niño”, cuyo nombre completo es “El Niño-Oscilación del Sur” (ENSO por sus siglas en inglés), es un ejemplo perfecto del vínculo que existe entre la temperatura del océano y la circulación atmosférica.
Se encuentra ligado a un ciclo de variación en la presión atmosférica global entre las zonas oriental y occidental del Pacífico, conocido como “Oscilación del Sur”.
El fenómeno es cíclico e impacta en gran medida el clima global. Se compone de dos fases: una fría, conocida como “La Niña”, y otra caliente, “El Niño”.
Cuando termina “La Niña” y comienza “El Niño”, las temperaturas en la superficie del Océano Pacífico empiezan a aumentar de forma significativa, debido a la falta de vientos alisios que refrescan el océano.
Los efectos de “El Niño” varían en todas las regiones del mundo. Hay zonas que pueden quedar secas por el calor provocado, mientras que otras pueden experimentar inundaciones debido a las lluvias torrenciales.
En el caso de México, cuando existe “El Niño”, los vientos hacen que el agua cálida del oeste del Pacífico se desplace a lo largo de la línea ecuatorial. Al haber más agua cálida al este, la atmósfera se vuelve inestable, generando humedad, formación de nubes y lluvias, y fomentando la formación de más huracanes en la costa oeste del país.
También hay variantes en sus efectos dependiendo de la temporada. Si se da en primavera, suele propiciar más lluvias en el oeste y norte del país, aunque en verano genera condiciones húmedas en el noroeste, centro y sur de México.
Si ocurre en otoño, provoca humedad en el noroeste y condiciones secas en Veracruz. Al iniciarse en diciembre, hay mayores probabilidades de sequía en la Península de Baja California, Sonora, Sinaloa, Nayarit, el Bajío y en regiones de Chihuahua, Coahuila y el centro de Veracruz.
Por lo pronto, los efectos de “El Niño” son claros, y según el climatólogo y vulcanólogo Bill McGuire, hay una gran preocupación sobre sus consecuencias.
De acuerdo con el investigador, “el mundo no está preparado”, ya que desde 2022 las olas de calor en general fueron muy mal gestionadas, aunque fueron atenuadas por “La Niña”.
Sin embargo, según el sitio hermano Jeux Video, las tendencias más pesimistas de los expertos indican que lo peor aún está por venir, ya que “El Niño” puede provocar una gran cantidad de desastres humanitarios en el mundo.
AM.MX/fm