Por Pedro Camacho
Entre los más frecuentes errores gramaticales que pasan inadvertidos para una tristemente grande mayoría está la omisión de las comas en los vocativos. Un vocativo es una frase en la que se alude directamente al sustantivo, sea singular o plural, común o propio, de alguna persona real o imaginaria, de un concepto personalizado o de una cosa también personalizada. Cuando un sustantivo forma parte de una frase vocativa debe ir entre comas. Aquí algunos ejemplos: “Ay, señores, no se precipiten”; “venga, mesero, deme la cuenta”; “Mira, Juan, lo que compré”, “Oh, Dios, no me abandones”, “Trágame, Tierra”. En este último caso, obviamente no hay coma después de “Tierra” porque la frase concluye ahì. Como tampoco va coma inicial en “María, siéntate a comer”, porque la frase no puede empezar con coma. Con base en estas explicaciones, queda claro que expresiones como “No manches Frida”, “Vamos México”, “Me estás matando Susana”, “Adiós amigos, no me extrañen” etcétera, son erróneas porque a todas les faltan comas que separen al sustantivo del resto de la frase. Las correctas serían: “No manches, Frida”, “Vamos, México”, “Me estás matando, Susana”, “Adiós, amigos, no me extrañen”.