sábado, noviembre 23, 2024

Peter Pomerantsev: memoria periodística y un cronista sin par

Luis Alberto García / Moscú

*“La Nueva Rusia”, producto de un periplo de varios años.

*Vladimir Putin, protagonista de un proceso extraordinario.

*Escenas de un mundo alucinante que no difiere del occidental.

*Se trata de un país indudablemente marcado por la desmesura.

*El autor eligió la era pos soviética para reunir sus crónicas.

*La vida rusa es vista solamente como mascarada rutilante.

“Rusia es un misterio envuelto en un enigma”, dijo Winston Churchill, uno de los grandes estadistas del siglo XX, al referirse a una nación milenaria, descomunal en su territorio, riquísima en recursos humanos y naturales, poseedora de una identidad celosamente cuidada y un gobierno cuyos destinos están a cargo de alguien que ha sido calificado como el cerebro de un proyecto político sinuoso y de acumulación capitalista.

De lo que no hay duda es de que Vladimir Putin protagoniza un proceso extraordinario que conduce a reflexionar sobre un tema especial, como lo hace el periodista británico Peter Pomerantsev, autor de un libro en el cual describe escenas de un mundo alucinante; pero que, bien mirado, no difiere de lo que sucede en las democracias más liberales de Occidente.

“Nothing is True and Everythig is Possible” es el título en inglés de “La Nueva Rusia” -RBA Libros SA, Barcelona, 2017-, que permitie que los lectores se asomen vertiginosamente a submundos de un país históricamente marcado por la desmesura.

“La Nueva Rusia” se transformó en bestseller, en parte, porque acceder a la vida inverosímil de sus ciudadanos lleva a recorrer el devenir político y cultural soviético y ruso de los últimos cien años, y abre un nuevo capítulo con la llegada al poder de Putin al iniciarse la actual centuria.

Esta nueva era, que arranca en 2000, es la que eligió contar Pomerantsev a partir de un género periodístico que maneja con maestría, puesto que sus crónicas así lo demuestran como hijo de exiliados soviéticos, formado en Londres, quien al concluir sus estudios universitario decidió instalarse en Rusia.

Ha referido que lo hizo por curiosidad ancestral y por necesidad de trabajar sobre asuntos para él prioritarios, necesarios, haciendo uso de su pasaporte y acento británicos para tener acceso a instituciones académicas y a productoras de televisión rusas en su afán de occidentalización, actividades que le dieron material para su texto de 299 páginas, que es resultado de ese periplo, que duró de 2006 a 2010.

Para la crítica especializada, “La Nueva Rusia” funciona como una memoria periodística convertida en una historia o historias fascinantes que van enseñando los distintos círculos y clases sociales de un territorio donde personajes comunes y también extraños aparecen en cada esquina.

Pomerantsev recuerda que “performance” era la palabra de moda en ciudades como Moscú y San Petersburgo, escenarios de un mundo en que los mafiosos se convierten en artistas, las mujeres rubias caza-fortunas recitan poesías de Alexander Pushkin y los ángeles del infierno alucinan teniéndose por santos.

Lo evidente es que Rusia había visto pasar ante sus ojos, y a una velocidad frenética, tal cantidad de mundos –desde el comunismo a la glasnost y la perestroika, las terapias económicas de choque de Borís Yeltsin, la penuria de fin de siglo como azote, la oligarquía enriqueciéndose, el crecimiento del Estado mafioso y las mega riquezas– que sus nuevos héroes tenían la sensación de que la vida no es más que una mascarada rutilante.

“En ésta, todo papel y toda creencia es mutable”, dice Pomerantsev como adelanto de los temas y peripecias que aparecen en el libro, tan fascinante como efectista, escrito con gracia e inteligencia, y también desde un peligro que también lo vuelve seductor: el afán de totalidad.

En otras palabras, es una versión sobre Rusia –digamos exótica- narrada con sensibilidad, en la cual los lectores pueden acceder a academias para chicas que buscan atrapar a los nuevos millonarios –donde se les enseña qué decir, qué pedir y qué dar–; a un servicio militar donde decenas de jóvenes son víctimas de una disciplina peor que espartana.

También hay historias de supermodelos con suicidios misteriosos; de sectas que usan técnicas de superación personal pasadas de moda en Occidente; de una Justicia corrupta que arma causas a empresarios para quedarse con sus negocios; de organizaciones civiles que buscan democracia y apertura a políticas de derechos humanos.

Sin embargo, sus editores advierten que no se trata de un “picoteo caprichoso”: detrás de todas las crónicas está el convencimiento de que todo, o casi todo lo que pasa en la Rusia actual, es producto de un país históricamente desigual y con una sociedad tan corrupta como cualquiera otra; pero que ahora vive una “sobredosis de dinero”, descontrol y poder estatal.

Y el responsable siempre es el Kremlin, que desde 2000 se llama Vladimir Putin y su más de media docena de amigos multimillonarios en turno: Víktor Velserberg, Arkadi Rotemberg, Mijaíl Fridman, German Kahn, Alexei Kuzmichev, Piotr Aven, Roman Abramovich, Mijáil Kusnirovich y otros más.

A manera de ejemplo, todos ellos, prestos porque sabían las grandes ganancias que obtendrían, colaboraron gustosos para que se realizara con éxito la Copa FIFA / Rusia 2018, aunque el subtítulo del libro se “Nada es verdad y todo es posible en la era de Putin”.

Pomerantsev, que publicó varias de estas historias que luego serían capítulos del libro previamente en “The London Review of Books”, fue productor de la televisión rusa en el momento en que ésta decidió que el reality show iba a ser el formato de contenidos exclusivamente nacionales, con guerreros sagrados y revolucionarios oligarcas entre los protagonistas.

Así, de forma compulsiva, como al parecer se hace todo en Rusia, se empezaron destinar millones y millones de libras esterlinas, dólares y rublos para producir historias que atraparan a los televidentes y los alejaran de la realidad que no es show, sino televisión de no-ficción construida y editada para distraer del acontecer político.

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