jueves, abril 18, 2024

PERFILES POLÍTICOS: ¿Hasta cuando Sr. Presidente?

Francisco J. Siller

Cumplimos tres semanas, 21 días de su nueva normalidad y usted sigue sin aceptar que todos sus pronósticos del coronavirus fallaron, que no hay curva aplanada, que el luto sigue afectando a miles de familias y la zozobra de tener un enfermo en casa —o en un hospital— a otras tantas.

Al último reporte de las 13 horas del domingo, las estadísticas de Salud incluyeron a 180 mil 545 enfermos por Covid-19 y 21 mil 825 fallecimientos por el mal. Un crecimiento en 24 horas de cinco mil 343 infectados y mil 44 defunciones. Pero esto solo son números, sus números que solo nos muestran la punta del iceberg.

¿Porqué no reconocer que la pandemia nos ha superado, que el exceso de confianza nos ha puesto al borde de un precipicio del que aún no se ve el fondo? ¿Que se requieren de acciones contundentes basadas en la realidad y no en sus datos alejados de la realidad?

¿Hasta cuando Sr. Presidente?

Va a hablarle con la verdad a ese pueblo que lo llevó a la Presidencia de la República el 1 de julio de 2018. A ese pueblo que al que tuvo comiendo de su mano, esperanzado en el cambio y en la transformación que prometió durante su campaña, al que no ha querido o no ha podido cumplirle a cabalidad.

A ese pueblo que día a día le ha escuchado culpar de todos los males que nos aquejan a los gobiernos neoliberales, que le ha visto desmembrar poco a poco las instituciones emanadas del gobierno de la Revolución, de esos gobiernos priístas que al año 2000 permitieron un cambio de régimen pacífico y democrático.

¿Hasta cuando Sr. Presidente?

Va reconocer que la pandemia es solo la cereza del pastel que se ha venido cocinando en México desde el primer trimestre de 2019, que el daño a la economía no es causa de ella, sino efecto de sus decisiones que han minado la confianza de inversionistas y calificadoras.

Que el crecimiento económico del país no puede y no debe ligarse a sus 38 programas sociales, que deje de importarle si el PIB se desploma y pretenda sustituir la medición del crecimiento a un sentido de bienestar que solo se percibe en el Palacio Nacional donde no se comen frijoles, chile y tortillas.

¿Hasta cuando Sr. Presidente?

Va a reconocer que los millones de pobres en México no necesitan de un gobierno paternalista al que acudan a extenderle la mano, que necesitan de un gobierno preocupado por crear las condiciones económicas con base al desarrollo que los saque de esa condición.

Va a reconocer que un pueblo al que todo se le da sin esfuerzo, se convierte en un pueblo flojo, que desde la hamaca solo extiende la mano para que le caiga la papaya. Y eso es lo que usted hace con sus programas sociales que no promueven la economía.

¿Hasta cuando Sr. Presidente?

Va dejar de lado su actitud del cambio moral que pretende se dé en la mente y actitud de los mexicanos, que a sus espaldas se ríe de sus buenas puntadas mañaneras, como eso de tener solo un par de zapatos o comer maíz y frijoles o pedir a madres y abuelas que regañen a hijos y nietos para acabar la violencia.

Va reconocer que su política de abrazos y no balazos, de poco a servido. Que hoy saca de nuevo al Ejército a las calles porque su militarizada Guardia Nacional no ha cuajado y que los cárteles criminales se han fortalecido aún más de lo que ya estaban en esos gobiernos neoliberales a los que odia.

¿Hasta cuando Sr. Presidente?

Se convertirá en el punto de union entre los mexicanos y dejará de polarizarlos con eso de que estás conmigo o contra mi y dejará de tratar como enemigos de su régimen a aquellos que disienten y que son críticos porque esa es la base de una democracia. Que es mejor convencer que imponer.

¿Hasta cuando Sr. Presidente?

Va a escuchar a las voces que se levantan —muchas veces con intención de colaborar— y a las que usted simplemente desoye porque piensa que son producto de la corrupción de gobiernos neoliberales, que quieren imponerle esas prácticas del pasado contrarias a su Cuarta Transformación.

Que si quiere pasar a la historia con la altura de un Miguel Hidalgo, de un Juárez o de Francisco I. Madero, debe vivir el presente y entender que fueron personajes que enfrentaron el caos de su época para construir la República que hoy trata usted de borrar, pero no con acciones, sino con su retórica electoral.

¿Hasta cuando Sr. Presidente?

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