EL PRESIDENCIALISMO DE MIGUEL ALEMÁN: REELECCIÓN (ELEGIR NUEVAMENTE ALGO.)
POR EMILIANO CARRILLO CARRASCO
El nuevo sistema político se encuentra en gestación, es nonato. Esta es la hora de las borrascas, un torpedo abrió debajo de la línea de flotación una enorme vía de agua en la p 4T que irremediablemente atribuye su visión, naufraga en el pantano del Ave del pantano. López Obrador ignora que un golpe de dados jamás abolirá el azar, pero ya es demasiado haga lo que haga, marcha a su confrontación social y política. Lo piadoso es malo, lo malo es bueno. “Debemos compadecer a los gobernantes porque no saben qué hacer” . Emerson. No Reelección Consecutiva.
Es la posibilidad jurídica para que un ciudadano que haya desempeñado algún cargo de elección popular ocupe nuevamente éste al finalizar el periodo de su ejercicio, sin la necesidad de que exista un periodo intermedio donde no se ejerza el puesto. No vendas tu democracia, es la forma de gobierno a través de los partidos políticos de interés público, no a la corrupción política de elites enquistados en el poder. La legitimación de cada 3 o 6 años con tu voto que legitima ese poder público. El poder de los menos malos dependerá de su incertidumbre de resultados y a una sociedad lastimada por factores de economía, salud-Covid-19 esta pandemia que se ha llevado a familiares, amigos, es una realidad a causa de esa apatía social egocéntrica y egoísta. El castigo a su desinformación por quien votan es el castigo cíclico de nuestros gobernantes, como gobernados es la obligación cívica.
“PASAJE DE PODER PRESIDENCIA EN 1950, Miguel Alemán Velazco pretendió atajar los rumores: “[…] se ha comenzado a hablar —contra mis deseos expresos— de mi reelección como presidente de la República, quiero afirmar una vez más, mi decisión inquebrantable tomada por propia voluntad, de no aceptar dicho intento”. Enero de 1951 el presidente Alemán solicitó la opinión del consejero jurídico de la Presidencia, Francisco Martínez de la Vega, y de su secretario de Hacienda, Ramón Beteta, sobre la reelección. La respuesta fue que suponía muchos riesgos e incógnitas: ¿se extendería a los legisladores? Además, podía causar una pésima impresión por la carga simbólica del principio de no reelección. Era preferible la prórroga. El antecedente era Benito Juárez, “el gran indio”, quien en las condiciones de guerra en que se encontraba el país quedó “facultado omnímodamente para dictar cuantas providencias juzgue convenientes en las actuales circunstancias sin más restricciones que las de salvar la independencia e integridad del territorio nacional, la forma de gobierno establecida en la Constitución y los principios y leyes de reforma”.
Si una elección normal ponía en juego la estabilidad, ¿cuál podría ser el efecto de una reelección que implicaba la destrucción de un principio clave del acuerdo al que habían llegado los revolucionarios en 1929? .La no reelección era un pilar de la unidad de la élite en el poder. Los promotores de la causa reeleccionista también aludían a la situación internacional, a la guerra de Corea, que —dijeron— es seguramente el preludio de la tercera guerra mundial. En esas condiciones, afirmaban, sería una irresponsabilidad empujar al país a una situación que favorecía la división, realzaba los desacuerdos y fomentaba la confrontación.
Las difíciles condiciones en que se encontraba el mundo, decían, aconsejaban que la nación entera se reuniera en torno a la figura del presidente de la República. En el Congreso se formó un Bloque Reeleccionista, en los estados aparecieron partidas alemanitas de diferente tipo, organizaciones como el Comité de Orientación Alemanita o la Unión Revolucionaria Yucateca. Se publicaron folletos, panfletos; por ejemplo, el Boletín de Ortodoxia promovía la prórroga con el argumento de que el país necesitaba “continuar su [de Alemán] obra evolutiva”. La reelección revela que las tensiones políticas contenidas impusieron restricciones al poder presidencial, porque también incidieron sobre los equilibrios políticos internos, se exacerbó la fractura cardenista que, instalada en el seno de la élite política, era una amenaza para la estabilidad.
Las reacciones negativas, el presidente Alemán insistió en defender la alternativa de la prórroga de manera más o menos explícita. En su informe del 1 de septiembre de 1951 se refirió al cambio de gobierno del año siguiente y en nombre del “más alto interés de la patria” alertó a partidos, dirigentes y al electorado a los riesgos del proceso. Lo más revelador de su advertencia es que los argumentos que utilizó fueron los mismos que presentaban los promotores de la reelección. Según Alemán para decidir su voto la ciudadanía debía tomar en cuenta “tres circunstancias fundamentales: el desarrollo que ha alcanzado la vida nacional y la capacidad de los programas para fomentar ese desarrollo; la necesidad de que el adelanto y progreso de México no sea interrumpido; y, finalmente, la certeza de que el nuevo régimen se enfrentará a una situación internacional de la mayor gravedad” !.
La cultura consciente, ética, colectiva y valores contra los medios de compra de voluntades. Las acciones de consenso y voluntad Política de establecer equilibrios en el poder legislativo con su agenda de gobierno para todos, las diferencias se han consensado a nuestro sistema democrático, a través de la política, es la interacción humana que permite gobernabilidad y convivencia colectiva.