miércoles, septiembre 18, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Visconti y Thomas Mann

Pablo Cabañas Díaz

En 1911 Thomas Mann (1875-1955), viajó a Venecia junto a su esposa. En este viaje conoce a una familia de polacos, con un adolescente casi niño que lo fascina por su belleza; Thomas Mann se queda prendado de su propia fascinación y comienza a gestar en él una historia latente. El resultado de esa experiencia, en muy poco tiempo, fue la famosa novela corta “Muerte en Venecia”, publicada en 1912. Un clásico que se resistía a ser adaptado al cine. La novela tardó 60 años en ser producida como película. Hasta hoy, la versión de Luchino Visconti (1906-1976) sigue siendo la única versión fílmica de esa obra de Mann.

Visconti recorrió Europa buscando a un adolescente, después de que los padres de Miguel Bosé, su ahijado, se negaran a que lo interpretara. Lo encontró en Estocolmo, en 1970. “No tuve dudas de que era él”. Tan perfecto era que no tardó ni un minuto en pedirle que se desnudara ante la cámara. Con esas imágenes, sacadas del documental que el propio Visconti rodó orgulloso por la hazaña de encontrar al muchacho, arranca el documental “The Most Beautiful Boy in the World” (El chico más bello del mundo) de 2021. Visconti no es el protagonista, sino Björn Andrésen (1955), que  después de la filmación de “Muerte en Venecia”, confiesa -en su departamento en Estocolmo, sucio, viejo, pequeño- que el famoso director de cine le arruinó su vida.

Las cariñosas palabras de Visconti llamándole en Cannes “el joven más guapo del mundo” lo persiguieron durante toda su vida, robándole la felicidad. Mann intenta en la novela reprimir su homosexualidad, dándole a la historia una perspectiva intelectual; Visconti –quien era abiertamente gay– enfatiza esas pulsiones, cuidándose de que el espectador no vea a un pederasta sino a un artista obsesionado con la belleza y las formas superiores del amor.
A lo largo del documental sobre su vida, Andrésen va regresando a todos esos lugares que lo marcaron: Japón, París -donde estuvo durante un año, esperando a que se hiciera una película que nunca ocurrió-. Visconti, cosificó al adolescente. A pesar de ser uno de los rostros más reconocibles del mundo, le resultó difícil obtener otro trabajo en el cine.

 

En lugar de perseguir sus sueños, se dejó convencer por quienes le propusieron viajar a Japón para iniciar una carrera como cantante pop, que al final fue un fracaso. “Puedo resumir mi carrera con una palabra, dice, «caos”. “Sólo veían en mí al joven más guapo del mundo”.  Su madre se suicidó cuando él tenía apenas 10 años, y a los 13 descubre que en realidad vivía con su padrastro. Convertirse en un objeto de Visconti no le hizo sentirse cómodo. Tenía mucha vergüenza. Le veían como un pedazo de carne y se sentía como en una jaula. En la actualidad, sin éxito y sin dinero, convertido en un sexagenario de enorme barba blanca, es apenas un espectro de lo que fue. Según Mann, el tema de “La muerte en Venecia” es “la pasión como desequilibrio y degradación”; la vida de Andrésen cumplió esa condición.

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