domingo, diciembre 22, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Violencias y poder político

Pablo Cabañas Díaz.
Las violencias en  México desde el siglo XIX , han tenido múltiples manifestaciones. Cada una de las violencias ha tenido sus propias reglas y justificaciones, aunque las unen varios factores, como la impunidad, la incapacidad del Estado para garantizar la justicia y la facilidad con la que los delincuentes utilizan las instituciones. La vida política y social de México se puede examinar por sus violencias. Durante buena parte del siglo XIX, se mantuvo vigente en nuestro país la legislación penal heredera de la colonia; no obstante, se hicieron importantes esfuerzos por ir creando leyes que volvieron confuso el trabajo de jueces y magistrados. Fue con el Código Penal Federal de 1871, cuando se facilitaron las tareas judiciales. Siendo ya vigente el Código 1871, el escritor del siglo XIX, Hilarión Frías y Soto (1831-1905), escribió con  gran agudeza en uno de sus trabajos la manera en que los delincuentes asaltaban los caminos del país. La operación comenzaba cuando el jefe de los bandidos veía avanzar el vehículo entre la polvareda del camino, los asaltantes se preparaban para salir entre la maleza y se ordenaba el alto al conductor. Lograda la detención del vehículo, los forajidos se daban a la tareas de desvalijar a los pasajeros obligándolos a ponerse en fila para despojarlos de cualquier objeto de valor que trajeran. El resto de los  criminales se dedicaban a abrir cajas, baúles y sacos de noche; una vez escogido lo de mayor valor económico se iban perdiendo entre los montes.
Cuando había la voluntad políica de las autoridades para perseguir a los bandidos, principalmente en el medio rural, la tarea no era nada fácil, pues contaban, con el apoyo de amigos y parientes en los lugares en donde habían cometido sus crímenes. A la ventaja que representaba el conocimiento de los caminos y en general de la geografía y el clima de la región que asolaban, los asaltantes tenían, como ahora, a su favor  la lenta acción policiaca y  en la mayoría de los casos la complicidad de las autoridades locales. Un ejemplo de  bandido del  siglo XIX, fue José María Sánchez, criminal, guerrillero y político. Sánchez Padilla, el 2 de diciembre de 1868 fue condenado por los juzgados de primera instancia a ser pasado por  las armas por  haber cometido los delitos de robo  con asalto y plagio. Ante este fallo, el reo solicitó indulto porque consideraba que existía un error en la sentencia. Gracias a su poder económico las “investigaciones” de las autoridades  arrojaron que no  había cometido abuso alguno contra la población, y que nunca recurrió a la extorsión para obtener su riqueza. Fue  indultado el 23 de  junio  de  1877 gracias a su poder político y económico. Desde el siglo XIX, una  de  las  principales causas que contribuyeron a sostener el estado de  inseguridad es  la protección decidida que las autoridades dan a los criminales  y de  valerse de  los hechos delictivos para obtener recursos económicos.

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