jueves, abril 25, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Teoría del complot: Pandemia y “virus de diseño”

Pablo Cabañas Díaz

En la revista “Redacción Médica” de España,  se publicó un artículo en el que se pone especial énfasis  en lo denominó: “teorías conspiranoicas”. Estas historias, en lo general, atribuyen el origen de los acontecimientos a oscuros enigmas o personajes. Con  la pandemia de coronavirus Covid-19, que ha azotado a todo el globo, no ha sido menos. Incluso han llegado a decir que es un virus de “diseño” ¿Qué se sabe hasta ahora sobre el origen del coronavirus? Una primera investigación posterior sobre el origen de esta enfermedad, publicada en la prestigiosa  revista científica  The Lancet, determinó que se trataba de un nuevo tipo de virus, de la familia Coronavidae, emparentado con el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) y con el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS) pero que no es igual a ninguno de ellos.

El “2019-nCoV estaba estrechamente relacionado (con una identidad del 88 por ciento) con dos coronavirus similares al síndrome respiratorio agudo severo derivado del murciélago (SARS), bat-SL-CoVZC45 y bat-SL-CoVZXC21, recolectados en 2018 en Zhoushan, este de China , pero estaban más distantes de SARS-CoV (aproximadamente 79 por ciento) y MERS-CoV (aproximadamente 50 por ciento)”, señala el estudio.

El punto común de los primeros casos de nuevo coronavirus fue el mercado de la ciudad china de Wuhan, en la provincia de Hubei: ese fue el epicentro de la crisis sanitaria declarada a nivel mundial. ¿Qué opinan los “complotistas?. El 9 de marzo, el expresidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, declaró al Covid-19 una arma biológica en un tweet que incluía una carta escrita a António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, en la que mostraba sus sospechas sobre el nuevo virus. A medida que la teoría ganó fuerza, algunos usuarios de Internet llegaron a afirmar que Bill Gates había participado en la síntesis del virus “cultivado en laboratorio”, y la conspiración afirmaba que tal brote podría significar un gran negocio para la Fundación Bill y Melinda Gates (a pesar de que la fundación ha prometido millones para combatir el brote de Covid-19).

La historia ha circulado hasta tal punto que se ha llevado a cabo un estudio real para probar el origen natural del SARS-CoV-2, una cepa de coronavirus que ha demostrado tener muchas características compartidas con otros coronavirus, incluidos el SARS y el MERS. El estudio, publicado en la revista Nature Medicine, señala que dos características clave en el patógeno SARS-CoV-2 que descartan la intervención de laboratorio en su desarrollo.

Quienes sostiene estas teorías llegan al extremo de sostener que la vida que habita en planetas desconocidos llegó a la Tierra a través de un meteorito. Chandra Wickramasinghe, del Centro de Astrobiología de Buckingham, Reino Unido, afirmó a principios de este año que una bola de fuego que cayó en el norte de China en octubre pasado es la fuente más probable de SARS-CoV-2. Las similitudes de SARS-CoV-2 con SARS y MERS son una vez más evidencia de que esta teoría no tiene pies ni cabeza, ya que es absolutamente improbable que un virus extraterrestre evolucione exactamente de la misma manera que los patógenos transmitidos en la Tierra. l coronavirus ha dado lugar a un maremágnum de teorías conspirativas, desinformación y propaganda, que erosionan la confianza pública y socavan la labor de los funcionarios de salud de maneras que podrían alargar la pandemia e incluso perdurar una vez que esta haya pasado.

El periodista Max Fisher en el New York Times menciona que las afirmaciones de que el virus es un arma biológica extranjera, un invento partidista o parte de un complot para reconfigurar a la población han sustituido a un virus irracional con villanos familiares y comprensibles. Cada afirmación parece darle a una tragedia absurda algún grado de significado, sin importar cuán oscuro sea.

Los rumores de curas secretas —cloro diluido, apagar los dispositivos electrónicos, comer plátanos— prometen la esperanza de protección contra una amenaza a la que ni siquiera los líderes mundiales pueden escapar.

La creencia de que uno tiene acceso a un conocimiento prohibido da la sensación de certidumbre y control en medio de una crisis que ha puesto de cabeza al mundo. Y compartir ese “conocimiento” puede darle a la gente algo que es difícil de encontrar tras semanas de encierro y muerte: un sentido de voluntad propia.

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