viernes, abril 26, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Porfirio Muñoz Ledo

(Primera parte )
Pablo Cabañas Díaz
El historiador romano Tácito señalaba que: “para quienes ambicionan el poder, no existe una vía media entre la cumbre y el precipicio” es el caso de Porfirio Muñoz Ledo. En 1998, Muñoz Ledo, tenía 65 años, el tiempo  biológico estaba en su contra ,cuando  expresó su interés para ser candidato a la Presidencia de la República en el año 2000. Su comentario fue expresado en una reunión con estudiantes del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), además de invitados de otros centros de estudios. Su “destape” provocó que semanas después una mayoría de diputados afines a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano  y a otras corrientes lo desconocieran como su  líder en la Cámara de Diputados. Finalmente dejó la coordinación el tres de marzo de 1999 y  fue postulado por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM)  -un partido político satélite del  Partido Revolucionario Institucional (PRI) -, y renunció al Partido de la Revolución Democrática (PRD) el 13 de enero de 2000, tras 10 años de militancia. Ese día escribió  una carta a los dirigentes en la que expresaba que “no merecían ni su respeto ni su amistad.”  A diferencia de su ruptura con el PRI , Muñoz Ledo se fue sin seguidores. “Me hicieron la guerra todos, la mayor parte me dieron la espalda, perdí amigos, fue un momento difícil para mí.”
Meses después, Pablo Gómez, hoy  titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, y en 1999, ante la salida de Porfirio, asciende a la presidencia nacional interina  del PRD. En esa época, Gómez ironizaba sobre el hecho de que, cuando quiso ser candidato presidencial, Muñoz Ledo  iba a sus oficinas para pedir que el proceso se llevara a su manera. Muñoz Ledo no se postuló finalmente como candidato presidencial del  PRD. Fue el candidato del PARM, pero declinó a favor del candidato panista Vicente Fox.
La Secretaría de Gobernación lo acusó de haberle pedido que el gobierno vinculara al líder del PARM, Carlos Guzmán, con el narcotráfico para quedarse con el partido, o de lo contrario declinaría su candidatura para apoyar a Fox.  Fue el finado Armando Labra, quien era  subsecretario de Gobernación, quien  reiteró que Muñoz Ledo solicitó una investigación al presidente del PARM, Carlos Guzmán, por tener vínculos con el narcotráfico. Muñoz Ledo atribuyó las declaraciones de Labra al miedo que tiene el sistema de perder el poder y sostuvo: “No encontrarán en mí ninguna actitud acusatoria contra Carlos Guzmán ni contra el PARM”
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Sin embargo, en una carta dirigida a la Comisión de Fiscalización del IFE, el propio Muñoz Ledo solicitó una auditoría al PARM. Según la entonces  Procuraduría General de la República , también acudió a esa dependencia para acusar al dirigente del partido de relacionarse con el narcotráfico. Muñoz Ledo siempre negó la acusación. Al no poder quedarse con el PARM,  y con una intención del voto  en la elección del 2000,  del 0.45% de la intención de voto se sumó a la candidatura de Fox.  De  agosto a diciembre de 2000, asumió la coordinación de la mesa de estudios para la Reforma del Estado, y ante la falta de interés de Fox por el tema, solicitó ser designado embajador de México ante la Unión European y la Unesco (2001-2004).
Mariana Saiz fue la tercera esposa de Muñoz Ledo, se casó con él en 1998 , en aquella época Porfrio era un torbellino; hiperactivo y muy exigente consigo mismo y con los demás. Se despertaba a las 6:30 AM y, como regla personal, se impuso bañarse y arreglarse en exactamente 14 minutos, para tener tiempo de tomar café y leer al menos tres periódicos antes de trasladarse a su oficina o a sus citas. “El reloj no es de hule, es de acero”, subrayaba a los impuntuales. Su agenda estaba repleta de desayunos, comidas y cenas.
Según su ex esposa , construía sus discursos en voz alta en la regadera y seguía afinando las frases en caminatas en los parques para lograr notas de ocho columnas. Miguel Alemán Velasco llegó a decir un día que, así como los vampiros necesitan sangre, Porfirio necesitaba tinta en los periódicos. Decía el ex presidente checo, Václav Havel que “cualquiera que se tome demasiado en serio corre el riesgo de parecer ridículo eso fue lo que ocurrió con Muñoz Ledo en esos años.

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