jueves, marzo 28, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Porfirio Muñoz Ledo

(Tercera parte )
Pablo Cabañas Díaz
Con Cuauhtémoc Cárdenas como primer jefe de Gobierno electo de la capital, Porfirio Muñoz Ledo, llegó a una exitosa negociación para quitarle la mayoría al PRI en la Cámara de Diputados. Por vez primera en la historia ese partido había alcanzado apenas la primera minoría en las elecciones intermedias. Las cuatro fracciones opositoras lo eligieron  presidente de la Mesa Directiva, lo que prendió focos rojos en el PRI.
Lo llamaron el “Acuerdo de Esopo”, pues se firmó en la casa de Santiago Creel, ubicada en esa calle de Polanco. En ocho puntos, aquel documento plasmó el anhelo de autonomía de una Cámara que, por primera vez en la historia, tenía menos de 250 diputados priistas. “La Cámara de Diputados deberá consolidar su independencia y autonomía a través de nuevas prácticas parlamentarias que atiendan a principios democráticos, en donde rijan los acuerdos logrados por la pluralidad de fuerzas políticas y no por la voluntad de un solo grupo y, menos aún, por las de un poder ajeno al Congreso”, señalaba el primer punto del acuerdo firmado el 13 de agosto de 1997.
Las elecciones legislativas del seis de julio de ese año habían arrojado un resultado inédito: el PRI obtuvo menos del 40 por ciento de los votos, y el PAN y el PRD, más del 25 por ciento cada uno. Traducida en diputados, la votación dio como resultado una Cámara en la que el PRI tendría 239 curules y la oposición 261 (125 del PRD, 121 del PAN, 8 del Partido Verde y 7 del PT). Ante las resistencias del PRI, que se negaba a aceptar su condición de “primera minoría”, los líderes de la oposición firmaron un acuerdo que tenía como fin último sentar las bases para una nueva organización del Congreso. “La primera presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara recaerá en un diputado de oposición”, se señalaba en el cuarto punto del Acuerdo de Esopo; lo que resultó inaceptable para los priistas Emilio Chuayffet, entonces secretario de Gobernación; Humberto Roque Villanueva, dirigente nacional del PRI, y Arturo Núñez Jiménez, coordinador de la que sería la fracción parlamentaria priista.
El gobierno de Ernesto Zedillo mandó a operadores para impedir que el ex presidente del PRI respondiera a su Tercer Informe de Gobierno. Porfirio contestó el Tercer Informe con un discurso firme–aplaudido por políticos de todos los partidos–, en el que instaba a Zedillo a regresar a la Cámara a debatir sobre los resultados de su gobierno. Después de la ceremonia, Muñoz Ledo expresó a los medios de comunicación que a pesar de las tensiones, “Zedillo sí entendió de lo que se trata en este nuevo Congreso, hay otros que no lo han entendido”.

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