Pablo Cabañas Díaz
Porfirio Barba Jacob (1883 – 1942) fue uno de los seudónimos del poeta colombiano Miguel Ángel Osorio Benítez. Su obra fue despreciada por Pablo Neruda y Octavio Paz. Cambió de nombre motivado por problemas judiciales. Pasó su vida mudándose de país y domicilio: Guatemala, Honduras, Costa Rica, El Salvador, Cuba, Perú y México. Colaboró con muchas revistas literarias y políticas. El escritor Fernando Vallejo, autor de “El mensajero”, la mejor biografía escrita sobre Barba Jacob, dice que vivía en el tercer piso del número 82 de la calle de López, en lo que hoy se conoce como Centro Histórico de la ciudad de México en un departamento frío y sin muebles, que sin embargo era mejor que su cuarto en el hotel Sevilla en la que había pasado los últimos años. Se había mudado el dos de enero de 1942, según Vallejo, “para tener un lugar decente donde recibir a sus últimos visitantes”. Estaba consciente de que le quedaba poco de vida, que la tuberculosis que lo aquejaba estaba ganando la batalla, y quería tener un mejor lugar para recibir visitas. El problema es que los visitantes ya no llegaban. Sobre esa habitación Vallejo escribió: “Lejos de la prosaica realidad, caldeado por el humo de la marihuana, el cuarto empezaba a flotar, como globo aerostático”. Barba Jacob recibiendo el homenaje de sus admiradores, Barba Jacob recibiendo las acusaciones de sus enemigos, Barba Jacob peleándose con sus amigos y echándolos del cuarto. Barba Jacob mostrándoles fotos de muchachos desnudos, Barba Jacob metiendo en el cuarto a jóvenes que encontraba por la calle y que a veces le robaban, Barba Jacob leyendo, muerto de risa, las acusaciones de homosexualidad que le lanzaban. Barba Jacob tomando tequila de una botella que parecía no tener fondo, Barba Jacob, en fin, tosiendo hasta echar sangre por la boca. “Mis pulmones son ya una pobre cosa que se deshace”, escribió en una carta en junio de 1941. Lo operaron por esos días -dice Vallejo-. Le dijeron que con esa operación le regalaban ocho meses de vida, y resultó verdad. En todo caso, en enero de 1942 estaba en las últimas. Le subían los tanques de oxígeno por la escalera. Los tanques de oxígeno pesan mucho, y se los subían por la escalera, hasta el tercero, para que pudiera respirar. (…)
El poeta, narrador y ensayista español. Luis Antonio de Villena al hablar de su poesía señala que fue un poeta maldito, homosexual, amante de los muchachos, que asumió su condición sexual – hablamos de 1920- a la par que hacía gala de su dipsomanía, de ser marihuano y de vender su periodismo al mejor postor. Barba decidió vivir en la miseria y con abundancia de alcohol. De Villena le editó una antología titulada “Rosas negras”, en 1988; y en 2013 se amplió. En la selección de los textos de Barba, De Villena lo define como un “poeta de la intensidad”. Quienes le conocieron y después de quienes le leyeron, han ido abonando en la construcción del personaje legendario, como individuo, como poeta maldito.