Pablo Cabañas Díaz
Como lo hizo en su momento Enrique Peña Nieto, con su supuesto matrimonio con la “La Gaviota”, ahora busca desviar la atención sobre su corrupto gobierno con un ficticio romance. Su noviazgo con la rubia modelo Tania Ruiz Eichelmann es tan falso como su matrimonio en la Catedral de Toluca. Decía Jorge Carrillo Olea: “Pareciera ser que con su arrogancia, Peña Nieto convocó a todas las brujas y sus maleficios. Se equivocó de manera contundente, no concibió al complicado mundo en que vivimos ni pudo descifrar a México con sus tremendas complejidades, sus riquezas y miserias”. Al paso de los días en que se revelara una imagen en la que se ve al ex presidente y a la modelo mexicana y que se dijera que lleva una temporada viviendo en la capital española, se inició una narrativa mediática como la que hizo al iniciar su campaña por la presidencia de la República.
Peña Nieto es un producto construido por Televisa, a través de Alejandro Quintero quien trabajó en esa empresa al frente del área mercadotecnia política. También lo es de Ana María Olabuenaga la exitosa creativa que a principios de los años noventa, lanzó la campaña Soy Totalmente Palacio. Como en los inicios de su carrera política el ex golden boy busca repetir su numerito y de nueva cuenta con una sesión de fotografías alimentó a la prensa del corazón .
Estamos ante una estrategia mediática que ha sido planeada para —centrar los reflectores en el romance — y hacernos creer a los mexicanos que el ex presidente es un hombre enamorado y olvidemos el mundo de corrupción y muerte que nos dejó como legado. Olabuenaga –recibió en su gobierno por lo menos 865 millones de pesos en contratos para campañas publicitarias y su aprobación como Presidente de la República no rebasó nunca el 40 por ciento. En las elecciones de 2005 para la Gubernatura del Estado de México, le fabricó una figura de candidato muy parecida a la de una estrella de rock. Fue la fórmula de la victoria. En 2012 la repitió al pie de la letra para consolidar su marca “Compromiso por México”. Siete años después, le busca un amorío de telenovela. Sería bueno que Peña Nieto supiera lo que advertía José López Portillo: “¡No nos miremos en el espejo negro de Tezcatlipoca”! “El espejo que humea” – que regala bienes y luego los quita. El espejo que trae dificultades, problemas, enfermedades. Esta campaña lejos de ayudar a Peña Nieto nos muestra lo frívolo y corrupto que es .