Pablo Cabañas Díaz
El presidente Enrique Peña Nieto tomó la decisión de cancelar su viaje a Washington el 31 de enero, luego de que el mandatario estadounidense Donald Trump escribió , en su cuenta de Twitter, que si el mandatario mexicano no pagaba el muro en la frontera era mejor que no fuera a la reunión que tenía programada en la Casa Blanca. La cancelación del viaje de Peña Nieto fue la conclusión lógica de un nuevo descalabro de la diplomacia mexicana dirigida por Luis Videgaray. En 24 horas asistimos al vértigo de un mensaje a la nación del mandatario mexicano en el que postergaba tomar una decisión seguido por la declaración del secretario de Relaciones Exteriores de que se mantenía en la idea de realizar el viaje hasta que llegó el grosero desplante final de Trump: “Si no pagan, no vengan”.
En pocas semanas, un cúmulo de errores diplomáticos y políticos que iniciaron en agosto de 2016, cuando el inquilino de Los Pinos, aconsejado por Videgaray, invitó a México al entonces candidato republicano, con la intención de tranquilizar quien hoy es el presidente de los Estados Unidos. Nada concreto se supo de esa estrategia, destacándose por el contrario el supuesto mérito de Videgaray de ser “amigo” de Jared Kushner esposo de la hija mayor de Donald Trump y uno de principales asesores de la Casa Blanca.
Una vez cancelado el viaje de Peña Nieto a Washington durante una conversación telefónica que tuvo lugar el pasado 27 de enero, Trump, le habría dicho en tono amenazante a Peña Nieto, que su país no necesitaba de los mexicanos, y que si sus fuerzas armadas eran incapaces de combatir el narcotráfico, “quizá” tendría que enviar tropas estadunidenses para asumir esa tarea. Así lo reveló la periodista Dolía Estévez, primero en el portal de noticias proyectopuente.com, y luego en entrevista para el programa de Aristegui Noticias. ¡Humillación!”, clamó la opinión pública mexicana cuando la agencia AP publicó la información basada en un supuesto extracto de la transcripción de esa charla. “¡Mentira!”, se defendió Relaciones Exteriores y Los Pinos, aunque horas después un portavoz no identificado de la Casa Blanca dijo luego a la misma agencia que sí, que era cierto, pero que era una “broma”. Esas no son bromas que se esperen de un presidente.
Con una credibilidad en los suelos Videgary negó la versión de CBS News, que señaló que cuando Luis Videgaray visitó Washington Jared Kushner, le mostró al canciller mexicano el discurso que el mandatario iba a leer ese día ante el Departamento de Seguridad Nacional. Tras leer el discurso, Videgaray, reveló CBS, estaba horrorizado, y considero que el discurso no era un buen punto de partida por esa razón, Kushner sugirió que ambos reescribieran el discurso.
La semana pasada, Trump, una vez más, despreció las buenas maneras de la pseudo diplomacia mexicana y firmó la orden ejecutiva para empezar la construcción del muro y otras medidas contra los inmigrantes. La afrenta de la Casa Blanca descolocó al una vez al gobierno mexicano. Horas después, una de las respuestas provino de la Arquidiócesis Primada de México que hizo una dura crítica al gobierno de Peña Nieto en la destaca el siguiente párrafo:“Nuestro gobierno continúa explicando lo del gasolinazo mientras el país arde en la violencia, la inestabilidad económica y la obscena corrupción; mientras nuestros hermanos inmigrantes no tienen quién los defienda ni a quién acudir; están huérfanos y no saben qué hacer, pues no confían en un gobierno que es el causante de su exilio; es más, se han dado cuenta que a la clase política no le interesa su suerte”.
En la Secretaría de Relaciones Exteriores, las voces en contra de la conducción de la relación con la Casa Blanca son cada vez más explícitas. El embajador emérito Andrés Rozental juzga que el gobierno mexicano recibió tal agresión con una “postura defensiva”: “el canciller Luis Videgaray Caso tardó horas en rechazar las decisiones unilaterales que “un gobierno le quiera imponer” a México”. Rozental declaró a la revista Proceso “Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca el gobierno mexicano “no ha demostrado la firmeza que pudo demostrar, dada la importancia que México tiene para Estados Unidos en todos los órdenes”, sobre todo porque “Trump no respeta la debilidad, sólo la fuerza”.
Ante esta lamentable situación las bancadas del PAN y PRD en el Senado exigieron al Gobierno federal transparentar las negociaciones y conversaciones que ha sostenido con funcionarios de Estados Unidos. El coordinador de los panistas, Fernando Herrera, sostuvo que el Gobierno debe hablar con claridad y transparencia sobre los temas que se han puesto sobre la mesa en las recientes reuniones de alto nivel entre funcionarios de México y Estados Unidos.
El coordinador de los perredistas, Miguel Barbosa, pidió hacer público el contenido de las conversaciones que en días pasados sostuvo el Presidente Enrique Peña Nieto con los secretarios enviados por Trump. “La sociedad no avala el comportamiento anuente y hasta humillante que ha mostrado el Gobierno mexicano con la nueva administración estadounidense, por eso el contenido íntegro de las conversaciones entre los funcionarios mexicanos y los estadounidenses debe ser público”. En suma, las voces divergentes a la “negociación”, si se le puede llamar de esta forma que viene realizando la cancillería llegó a un punto en el que se hace evidente que el fracaso y la improvisación mengua la calidad de quien es el titular de la relación con el gobierno de Washington.