lunes, septiembre 16, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Malleus Maleficarum

Pablo Cabañas Díaz.
El Malleus Maleficarum o el “Martillo para golpear a las brujas y sus herejías con poderosa martillo” es un libro de 1486, escrito por dos monjes dominicos, Heinrich Kramer de Alsacia y Jacob Sprenger de Basilea, ambos del Sacro Imperio Romano Germánico, hoy Suiza.  La caza de brujas se dio durante la baja Edad Media,  época en que aparece este libro que por primera vez integra en un mismo escrito el origen del mal, sus manifestaciones y la criminalística como método para descubrirlo en la práctica. Después de la muerte de un tercio de la población europea entre 1347 y 1352 a causa de la peste negra, las prácticas reproductivas y los aspectos sexuales de los herejes adquirieron mayor importancia y fueron motivo de persecución. El Malleus Maleficarum, en su primera parte habla sobre la brujas desde la perspectiva de la Filosofía, la Teología y de la Sagrada Escritura. En su segunda parte incluye casos prácticos y supuestas experiencias de encuentros cercanos con brujas y presenta remedios para combatir los maleficios que “las mujeres malignas” hacen sobre los hombres, animales o cosechas. En su tercera parte el libro da instrucciones y métodos de interrogatorio para enjuiciar a las brujas. En sus páginas se refiere a las mujeres como “el mal necesario, la pena ineludible, el peligro doméstico, el mal de la naturaleza pintado con buen color”.  En el Malleus Maleficarum se señala que las brujas infectan de siete modos, según la libre interpretación de la Biblia: la primera forma es mediante el “arrastre” de los hombres a un amor descontrolado; la segunda es bloqueando su capacidad para embarazar mujeres; la tercera, desapareciendo el miembro viril a través de un sortilegio; la cuarta es que transforman a los hombres en bestias diversas; y la quinta, arruinan la fecundidad de las mujeres; sexta, provocan abortos y séptima, ofrecen a los niños al demonio.En el siglo XIV, ninguna mujer europea escapaba a las sentencias del Malleus Maleficarum y potencialmente todas podían ser brujas. En el libro  se apunta que había que sospechar especialmente de las “mujeres sabias”, o aquellas que tuvieran conocimientos obstétricos, ya que podían ayudar a las mujeres a abortar, y se proponía que cambiaran su función a vigilantes de los procesos reproductivos de las mujeres, controlando que no ocultaran sus embarazos y que no parieran hijos fuera del matrimonio. En  esa época en países como Francia e Inglaterra no se les permitía a las mujeres practicar obstetricia.  Quienes eran consideradas brujas eran juzgadas ante los Tribunales de la Inquisición. Si había sospechas, el brazo secular o quienes dictaban sentencias, decidían el destino de las acusadas. Las mujeres podían arrepentirse, pero había que probar con llanto y con seguimiento por más de un año que no habría “reincidencia” en la “perversión herética”.

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