sábado, abril 27, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Las sequías en México

Pablo Cabañas Díaz

Las sequías en México durante el siglo XIX, se titula la investigación realizada Carlos Contreras Servín en donde expone que la inestabilidad política, económica y social que agobió al país durante gran parte del siglo XIX, ocasionó que las sequías tuvieran efectos semejantes o más desastrosos que en el periodo Colonial. Según el historiador  Enrique Florescano, una prueba de que este fenómeno tuvo un impacto fuerte sobre la política, lo representa el periodo que comprende los primeros años de la lucha de Independencia, debido a que hubo una sequía severa y continúa en el Virreinato en los años de 1808 a 1811.

Esa grave variación climatológica se convirtió en una gran perturbación económica que afectó a una generación que desde 1785 había vivido una serie de desastres. Fue esta generación la que se levantó en armas en 1810. La sucesión de sequías, alzas de precios, carestía y hambre desde fines del siglo XVIII, quizás coadyuvó a que la sequía de 1808 fuese el detonador de un gran malestar social latente en la sociedad colonial. El descontento de una gran parte de las masas, en lugar de manifestarse en alborotos y protestas por la carestía, encontró su detonador político en la retórica revolucionaria de Miguel Hidalgo. La unión de ambos produjo el levantamiento de 1810. Este mismo autor señala que, quizás, si no hubiese habido la gran sequía de 1808-1811, el malestar campesino y el furor popular no hubiera coincidido con la demanda política de la Independencia (Florescano, 1995:119).

Contreras Servín nos muestra como en los años posteriores de 1822 a 1874, la falta de información impide documentar los daños que ocasionó la sequía en el país. La referencia más importante que se tiene de este periodo es sobre Yucatán, región en donde se presentaron dos grandes sequías, la de 1822-1823 y la de 1834-1835, las cuales ocasionaron que la región se convirtiera en zona de desastre, debido a las vastas migraciones, hambres y tumultos que se presentaron entre la población indígena. Para remediar la situación de Yucatán, el gobierno federal dictó medidas especiales, entre ellas, la libre importación de cereales, cada vez que era afectada la agricultura por la sequía en la región (Padilla et al., 1980:41).

Entre 1835 y 1867, sólo existen testimonios aislados de los estragos que eventualmente provocaban las sequías, los cuales, por lo general, se refieren a la pérdida de cosechas y ganado. La sequía de 1892-1896 ocasionó que el vaso del lago de Chalco también se secara, situación que permitió solicitar al gobierno central permiso para convertir este lugar en tierras  agrícolas. La aprobación de dicha desecación motivó diversas protestas en los periódicos de la capital, pero la falta de datos, sobre todo meteorológicos, no permitió a la comisión saber que el país enfrentaba una de las grandes sequías de ese siglo.

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