Pablo Cabañas Díaz
“Viajeros ocultistas en el México del siglo XIX” es el título de un ensayo de José Ricardo Cháves en donde explica la influencia del erudito jesuita Athanasius Kircher (1602-1680), Kircher se dejó envolver en la pasión enciclopedista . Tanto más atrayente cuanto que los horizontes del sabio alemán, en sus múltiples contradicciones, permitieron a sus admiradores catalizar la crisis entre los nuevos saberes y la ortodoxia; por ello su lectura posibilitó a la cultura novohispana transitar con diferente actitud por caminos ya conocidos, o aventurarse por sendas inéditas hasta entonces. Por medio suyo nociones del ocultismo se difundieron por la Nueva España, lo que explica en parte las creencias ocultistas de Carlos de Sigüenza y Góngora, y su estrecha relación con México. El profesor Chávez, menciona que Don Carlos estaba firmemente convencido de la existencia del llamado continente o grupo de islas conocido como la Atlántida; estaba seguro de que por allí habían llegado los olmecas a América. Creía que el resto de las tribus que poblaban el hemisferio occidental habían llegado del Norte y del Noroeste, es decir de Asia […]. Compartía con su buena amiga sor Juana Inés de la Cruz la convicción de que los mexicas y otras naciones de Anáhuac eran descendientes de Neftuím, hijo de Misraím y sobrino de Cam. Además, Don Carlos estaba convencido de que los antepasados de los mexicanos, habiendo salido de Egipto no mucho después de la confusión de lenguas, se dirigieron a América. Esta conclusión se basaba en varios argumentos interesantes: la similitud de mexicanos y egipcios, manifestada en la construcción de pirámides; el empleo de jeroglíficos en el cómputo del tiempo; cierto paralelismo en el atuendo y las costumbres; y también la semejanza de la palabra mexica ‘Téotl’ con la egipcia ‘Theuth’. Todo esto le pareció revelador a Sigüenza y Góngora. Como puede apreciarse, no hay que llegar a corrientes del ocultismo decimonónico como la teosofía o al movimiento New Age de la segunda mitad del siglo xx para encontrar este tipo de ensamblajes culturales, sincretismos presentes. Lo que varía son sus componentes y los asuntos específicos por los que se reúnen las referencias pluriculturales. Fue así como México, ya desde fines del siglo XIX, se fue incorporado al mito de la Atlántida, que permitió vincularlo con Egipto y su tradición mágica.