viernes, abril 19, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Estado de México

Pablo Cabañas Díaz/
 
En la elección del estado de México, el PRI va a enfrentar un importante desafío.  El partido tricolor inició el sexenio 2012-2018, con el control de 66 % de los estados, y con  la recuperación de entidades como Zacatecas, Michoacán y Jalisco, pero ese poder volvió a descender a 19 gubernaturas, es decir, el mismo nivel que en el año 2000, cuando en 2015 perdió  el tricolor Querétaro y Nuevo León. Los priistas, dejaron de gobernar a un total de  11.89 millones de mexicanos, lo que representa una pérdida de 19.1%. De este tamaño es el problema.
 
En pocos tiempo, los panistas lograron afianzar siete gubernaturas: Aguascalientes, Chihuahua, Durango Puebla, Tamaulipas y Veracruz. Con ello, la fuerza política del blanquiazul suma 18 millones 452,826 ciudadanos inscritos en los padrones electorales; es decir, votantes. El PAN no sólo se llevó más gobiernos estatales, sino además aquéllos que tienen el padrón electoral más robusto: Chihuahua, Puebla, Tamaulipas y Veracruz.
 
La derrota en Veracruz, significó la perdida de un padrón de cinco millones 689,637 ciudadanos inscritos. Por hacer una comparación, la Ciudad de México cuenta con una lista de siete millones 513,094 personas, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional Electoral (INE) con corte al 3 de junio de 2016.
 
El único estado estratégico por su padrón electoral que volvió a ganar el PRI es Oaxaca, con 2 millones 805,203 ciudadanos inscritos. También ganó Hidalgo y Sinaloa, que tienen, cada uno, poco más de dos millones de ciudadanos registrados en los padrones. En la actualidad, existe un padrón electoral nacional de 82 millones 359,091 ciudadanos registrados.
 
Los baluartes priistas, se reducen a Campeche, Coahuila, Colima, Hidalgo y Estado de México. Pero hay un grupo de cinco entidades que suman ya varios sexenios de negarse a volver a ser gobernados por el PRI, como son Baja California, Baja California Sur, Guanajuato, Morelos y Chiapas,  que lo gobierna un partido aliado, pero  lo cierto es que no son las siglas del PRI las que tienen el poder del estado, sino el Partido Verde. De ese tamaño es el problema que tiene que resolver en los próximos meses  el presidente del PRI, Enrique Ochoa Reza.

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