martes, abril 23, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Enrique Krauze

Pablo Cabañas Díaz
En 1988, Leon Wieseltier redactor de la revista estadounidense The New Republic, molesto por el apoyo que el escritor Carlos  Fuentes le dio al gobierno sandinista de Nicaragua, envió a un representante a México para buscar a alguien de renombre que escribiera algo contra Fuentes. Se dirige a la revista Vuelta, dirigida por Paz, y se topa con el entonces joven “historiador” Enrique Krauze, quien accede. El texto,  apareció en el número 139 de junio 27 de 1988 de la revista “Vuelta” que dirigía Paz y en inglés en el número  de “The New Republic” de la misma fecha.
La publicación ocasionó una multitud de críticas nacionales e internacionales en contra de Krauze y de apoyo a favor de Fuentes. En 2012, Alfonso González, en la revista de la Universidad de México mencionaba que: “En el artículo de Krauze se percibe un claro empeño por desacreditar lo hasta entonces considerado como valioso por muchos otros autores que abordan la obra de Fuentes.
Wieseltier editor de The New Republic  expresó :“No le pedí a Krauze que escribiera su ensayo porque creyera que Fuentes era molesto para el gobierno de Reagan. Le pedí que lo escribiera porque creía que Fuentes era molesto para el mundo intelectual y literario. En ese mundo trabajo” .
Víctor Flores Olea, da respuesta a Wieseltier,  en una carta publicada en la revista Proceso en febrero  1996. La misiva fue  dirigida a Julio Scherer y se  titulaba :  “Krauze o la condicion del escritor mercenario” en donde Flores Olea  precisaba que Wieseltier “le pidió” a Krauze un artículo para atacar a Fuentes”. ¿Podría haber una definición más precisa del escritor mercenario, del encargo mercenario, de la pluma que trabaja por mandato y a solicitud? Fue un artículo que Krauze le entregó a Wieseltier porque éste se lo pidió. ¿Qué nombre ponerle a quien cumple con escrúpulo un mandato de tal naturaleza?  ¿Krauze escribió entonces en contra de Carlos Fuentes —ensayo deleznable que después Octavio Paz publicó en Vuelta. ¿Cuál era la “molestia” que causaba Fuentes? ¿Acaso se cruzaba en el camino de algún premio internacional y por eso había que atacarlo? Entonces es más grave el asunto de lo que nos habíamos imaginado, y el cinismo de los protagonistas no tiene límites: el cinismo de Krauze, de Paz y de Wieseltier Lo que este último no dice en su carta es que antes de encargarle el artículo al historiador-inquisidor anduvieron los agentes de la revista proponiendo la faena —buscando mercenarios— a otros mexicanos que no aceptaron.
Desde la perspectiva del lector,  se observa la animadversión existía ya en esa época entre las dos grandes figuras de la literatura mexicana de la segunda mitad del siglo XX: Octavio Paz y Carlos Fuentes. Pero también  las acusaciones contra Krauze por carecer de ética y dignidad.

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