miércoles, abril 17, 2024

OTRAS INQUISICIONES: El tráfico de armas en el asesinato de Buendía

Pablo Cabañas Díaz
Manuel Buendía fue asesinado hace 38 años, el 30 de mayo de 1984. Miguel Bonasso, quien era corresponsal en México de la revista colombiana Semana, fue  el único periodista que sostuvo la hipótesis de que Buendía pudo haber sido asesinado por descubrir una importante operación de tráfico de armas hacia Centroamérica. Esta hipótesis al paso de los años se fortalece. Esa operación –escribió Bonasso– “estuvo basada en el tráfico de armas de México hacia Honduras y Costa Rica”. Según esta versión, desde Coatzacoalcos, Veracruz, habrían salido armas para abastecer a la contrarrevolución nicaragüense. En esa operación estarían comprometidos importantes funcionarios de Petróleos Mexicanos (Pemex) y dirigentes del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, a quienes Buendía hizo blanco de frecuentes denuncias sobre corrupción”. Completaba Bonasso: “ésta operación nos remite al misterioso industrial alemán Gerhard Mertins (…) propietario de la empresa Merex y de una mina de plata en Durango, (quien) fue descubierto por Buendía en un oficio oculto: traficante de armas con destino a Centroamérica” (www.semana.com/mundo/articulo/el-asesino-vino-del-caribe/5468-3).
El asesinato de Buendía sigue sin aclararse. En 1989 fue aprehendido, como responsable de su muerte, José Antonio Zorrilla Pérez, quien fue presidente del Partido Revolucionario Institucional en Hidalgo, de 1979 a 1981; y encabezó la Dirección Federal de Seguridad (DFS) de 1982 a 1985.  El 15 de febrero de 1993, Zorrilla Pérez fue condenado a 35 años de prisión por el delito de homicidio calificado y como autor intelectual del crimen, lo mismo que Juan Rafael Moro Ávila, nieto de Maximino Ávila Camacho, exjefe de grupo de motociclistas de la Brigada Especial de la DFS, y señalado como uno de los autores materiales del asesinato.
La versión oficial omite el hecho de que en 2014, se dieron a conocer nuevos datos relacionados con el asesinato de Buendía, en un documento estadunidense clasificado como de “máximo secreto”, en el que se habla de un traficante de armas, así como de la llamada Contra nicaragüense. El traficante en cuestión era el exnazi alemán Gerhard Georg Mertins (1919-1993). Desde 1984 se había considerado al alemán como sospechoso de la muerte de Buendía. Hay un dato que muestra los intereses que estaban en juego: “Para cubrir el costo de las armas que le compraban a Mertins, las avionetas que enviaba a Centroamérica con el armamento regresaban a México cargadas de cocaína colombiana que luego vendía al Cártel de Guadalajara”. (http://diario.mx/Estados_Unidos/2014-04-06_2b4606dc/entreno-dea-a-guerrilleros-en-rancho-de-caro-quintero; información de Proceso).
En el año 2011, las autoridades de la República Federal de Alemana tomaron la decisión de investigar el pasado nazi de sus servicios de espionaje. Se estableció una comisión de historiadores, para estudiar los expedientes de los años comprendidos entre 1945 y 1968. La apertura de viejos expedientes vuelve a dirigir la mirada hacia América Latina entre 1945 y 1968, cuando funcionaron de los servicios de la llamada Organización Gehlen, así llamada por el nombre de su jefe, el antiguo general de la Wehrmacht Reinhard Gehlen.
Los archivos de la Organización Gehlen confirman que se encubrió el paradero de muchos criminales nazis para convertirlos en algunos casos en sus agentes. La lista de nazis hallados es amplia. En Bolivia habitó durante años Klaus Barbie y hay fundadas evidencias de que Martin Bormman, el secretario de Hitler, vivió en Paraguay. Borman fue declarado oficialmente muerto el 2 de mayo de 1945 pero el 6 de febrero de 2011, el prestigioso periódico belga Derniere Heure aseguró que Bormman residió en la década de los 50 del siglo XX, entre Paraguay y Bolivia, bajo la identidad de un religioso. No es una ficción aceptar la tesis del famoso historiador Hugh Trevor-Roper, quien sostuvo que el número dos de Hitler no había muerto.
En 1972 el diario británico Daily Express publicó que Bormann huyó de Europa con papeles del Vaticano y entró en América Latina alrededor de 1948. La conexión mexicana de la Organización Gehlen tiene como antecedente el libro de Ken Silverstein titulado: Private Warriors (Guerreros privados), publicado por la editorial Verso Books en el año 2000. En esa obra se menciona la relación Reinhard Gehlen con su socio y amigo Gehard Mertins, un exoficial nazi que jugó un papel trascendente en el tráfico de armas y de oro en México.
Reinhard Gehlen formó la compañía Merex A.G, que vendió armas a países del tercer mundo y tuvo como su empleado más importante a Mertins. Famosos fueron los escándalos de tráfico de armas descubiertos en los años 60 en los que se implicó Merex. A tal punto llegó el poder de Merex que el gobierno suizo le prohibió hacer negocios en su territorio. En 1967 el Congreso de Estados Unidos investigó a la compañía, y estableció que sus actividades empresariales eran legítimas. Y lo eran, ya que contaba con el apoyo del servicio de inteligencia federal alemán y el visto bueno de Washington.
En su momento se sospechó de la participación en el crimen de Mertins, quien había llegado sin cita previa a las oficinas del periodista días antes de su muerte para amenazarlo. Desde los años 80 había rastros de la actividad de Mertins en México. Toda la información sobre Mertins se centraba en la sucesión de la Mina Villa Parral y la casa de la exhacienda de Ferrería de Piedras Azules, mobiliario de colección y varias propiedades más que habían heredado en Durango sus hijos Gerhard, Joerg y Helmut.
Las noticias sobre Mertins aparecieron de nuevo el 16 de junio de 2005 en los medios de comunicación chilenos. Ese día tuvo lugar un hallazgo de armas en la colonia Dignidad. Hay que tener en cuenta que Mertins falleció en Miami, Florida, el 19 de marzo de 1993. A partir de ese descubrimiento se hizo pública la relación entre Mertins y su socio Carlos Honzik, en el negocio en Chile de la compra 25 aviones Mirage 5 a Bélgica, en 1994 por la suma de 109 millones de dólares.

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