miércoles, abril 24, 2024

OTRAS INQUISICIONES: El secreto del Dr. Grinberg

Pablo Cabañas Díaz

Jacobo Grinberg es uno de los personajes de mayor misterio que han existido en la historia reciente de México. En 1994 en pleno ascenso de su carrera, Grinberg desapareció misteriosamente. Las extrañas circunstancias de su desaparición han dado pie a múltiples hipótesis y teorías que han contribuido a ocultar la verdad del caso. Siguiendo las pesquisas del comandante Clemente Padilla, excepcional policía que se ocupó de su desaparición, el cineasta español, Ida Cuéllar realizó una excepcional película titulada: El secreto del Dr. Grinberg, en la que va reconstruyendo la vida de este científico mexicano . Esta película se exhibe en estos días en la Ciudad de México. El comandante Padilla, uno de los policías más importantes de la época se llevó una sorpresa al ver que las computadoras de Grinberg no tenían disco duro, y las notas de sus últimos trabajos se habían esfumado. La investigación se había convertido en el principal caso de Padilla, pero tiempo después fue cesado por órdenes del expresidente Ernesto Zedillo Ponce.  ¿Por qué?

Han pasado 27 años de estos hechos, y a mi parecer el legado más importante que perdura de Grinberg son en las operaciones que realizaba Bárbara Guerrero Pachita, quien era capaz de materializar y desmaterializar objetos, órganos y tejidos. Pachita  podía realizar trasplantes de órganos a voluntad, curaciones de todo tipo y diagnósticos a distancia en tiempo real como se dice ahora con un poder y una exactitud excepcionales.

Pachita, fue investigada tanto por mexicanos y extranjeros, uno de ellos es Stanley Krippner quien ha escrito extensamente sobre los estados alterados de la conciencia y la telepatía de los sueños. Pachita desde muy joven empezó a curar por medio de hierbas medicinales y tés y en algún momento de su vida decidió operar, asegurando que el espíritu de Cuauhtémoc se apoderaba de su cuerpo físico para curar a través de ella. Lo llamaba “El Hermanito”. Para sus operaciones siempre utilizó el mismo cuchillo de cocina, con el mango cubierto con “cinta de aislar”, ya que su mango estaba roto. Siempre operó sin anestesia o asepsia y acostumbraba abrir a los pacientes con el cuchillo, sacar la enfermedad o cambiar el órgano enfermo y cerrar. Los pacientes sufrían mucho y gritaban. Después de que terminaba de operar, ponía un poco de alcohol en la herida y cerraba con las manos o les ponía vendoletas.

Después los vendaba y envolvía en una sábana. Luego de un par de horas, los enviaba a su casa donde tendrían que guardar cama durante tres días. Al cuarto día se desenvolvían, quitaban la venda, se bañaban y desde ese momento empezaban su vida diaria como siempre, tomando solo el jarabe, té o hierbas que ella les hubiera recetado.

Aunque los análisis de los tumores y huesos extraídos eran material humano, lo que no se pudo constatar es si efectivamente provenían de los pacientes. En esta parte se ubica la debilidad de las afirmaciones de Grinberg. La fama de Pachita alcanzó todo México y llegó a los Estados Unidos, Centro y Sudamérica, y Europa. En sus sesiones era frecuente escuchar varios idiomas. Pachita fue una extraordinaria psicoterapeuta y en muchos casos usaba su poder para conocer profundamente a sus pacientes.

Pachita tuvo una gran fuerza psicológica que usaba para convencer a sus pacientes de la curación, por lo que, todas las enfermedades psicosomáticas fueron curadas. Tenía también gran plasticidad manual, y algunas enfermedades fueron curadas con Quiropraxia es decir a través de masajes en la región afectada. Era visitada por todas las clases sociales, y fue perseguida en varias ocasiones hasta la cárcel. Fue sin duda, la curandera más famosa que México ha tenido.

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