Pablo Cabañas Díaz.
Durante la última etapa del gobierno de Miguel Alemán comenzaron las transmisiones de la lucha libre por televisión, hasta el año de 1954. El Santo debutó en el cine en 1952 con el rodaje de La bestia magnífica del director Chano Urueta, protagonizado por Crox Alvarado, Wolf Ruvinsky y Miroslava. Rodolfo Guzmán Huerta o El Santo, “El Enmascarado de Plata” (1917 -1984), inició su carrera el 28 de junio de 1934 en la Arena Peralvillo.
Peleó bajo múltiples máscaras, pero hasta el 26 de julio de 1942 debutó como El Santo en una pelea contra el Lobo Negro. Ganó el peso welter como campeón nacional y después fue campeón nacional medio. Conservó su máscara e identidad hasta días antes de su muerte, cuando se reveló en televisión nacional como Rodolfo Guzmán. A lo largo de 44 años de carrera logró acumular aproximadamente 15 mil combates y 24 películas.
Su atractivo dentro de una recién consolidada cultura urbana en México fue decisivo para el tipo de personaje que fue creando, pues a partir de vivir y representar las problemáticas de las cuales la población era víctima, el Santo se forjó como un tipo de redentor hacia el mal que aquejaba a México. El personaje representado por El Santo se sustenta en el anonimato de la máscara que se liga con un revestimiento propio del ser y del héroe. En la tradición de la lucha libre conservar el honor en la máscara, exige la entrega a sus fanáticos. El nombre que adopta El Santo pertenece al bando de los técnicos , adquiriendo aún más atractivo y simpatía de su audiencia por mantenerse fiel a las creencias religiosas y adoptar el estandarte de guerrero de la fe.
El Santo comenzará a enfrentarse a los adversarios del mal a nivel nacional y después mundial: extranjeros, monstruos y extraterrestres. El Santo se hace de una imagen más sofisticada que apela a públicos más generales. A partir de este momento el “Enmascarado de Plata” ascendía en la escala social. Contaba con un departamento de lujo, su laboratorio se modernizó y dejó las capas y las mallas por los sacos sport y los suéteres de cuello de tortuga, además tenía un auto deportivo al estilo James Bond”. Usaba alta tecnología, y sus actividades variaban entre cocteles y fiestas. Su historieta se vuelve narrativa, sus películas lo vuelven un héroe global. Consciente o inconscientemente, El Santo logra cubrir íntegramente las expectativas del público mexicano. El Santo partió a los encordados del otro mundo en el año de 1984, dejando así un gran legado que ningún otro luchador ha podido superar, pues lo que hizo Rodolfo Guzmán Huerta, fue suficiente para que las nuevas generaciones sueñen con algún día vestirse de plata para poder brillar sobre cualquier cuadrilátero