Pablo Cabañas Díaz
En el destape de José López Portillo, las palabras presidenciales estuvieron permeadas del lenguaje enigmático del que se hizo famoso Luis Echeverría. Durante un acuerdo de rutina, Echeverría invitó ceremoniosamente al “señor secretario”, su amigo entrañable de la infancia, a sentarse en un sillón distinto al acostumbrado “y señalando con sus manos la bandera que ahí estaba y algunos otros símbolos de poder” -la descripción es de López Portillo-, el presidente Echeverría, le preguntó: ¿se interesa usted por esto?.
El 22 de septiembre de 1975, López Portillo fue “destapado” por Fidel Velázquez, líder de la CTM, y el 5 de octubre siguiente, protesta como candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional. Además, recibió el apoyo del Partido Popular Socialista (PPS) y del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM). Desarrolla su campaña con el lema “La solución somos todos”.
Días antes, en la celebración del Grito en Palacio Nacional —, nadie se le acercaba porque estaban haciéndole la corte a Mario Moya Palencia, quien lucía como el inminente destapado. Aquella noche de Grito, se había quedado López Portillo en una esquina en el Salón Embajadores de Palacio Nacional, solamente acompañado por Rodolfo Echeverría Álvarez, hermano del presidente. Las elecciones presidenciales de 1976 fueron singulares: sólo hubo un candidato. Quienes acudieron a las urnas el domingo 4 de julio para escoger al presidente del sexenio 1976-1982 encontraron que en la boleta sólo aparecía el nombre de José López Portillo y Pacheco. Los comicios para nombrar al nuevo Ejecutivo fueron mero trámite solo el partido Comunista Mexicano, sin registro oficial, apoyó la candidatura del líder de izquierda Valentín Campa Salazar.
El Partido Acción Nacional no lanzó a ningún candidato. En enero de 1976 se realizó su Convención Nacional de Elecciones en las que el ingeniero Pablo Emilio Madero obtuvo el 73% de la votación para competir por la presidencia de la República. El estatuto del PAN señalaba que era obligatorio alcanzar el 80% para ser el abanderado del partido; Acción Nacional no figuró en la boleta. López Portillo al ser el candidato del PRI, título que automáticamente lo convertía en aquello que el Doctor Atl llamó el “Señor de México”. La Presidencia fue el único cargo de elección popular que ejerció López Portillo. Dueño de una oratoria emocionante, el día de su “destape” expresó. “Ciudadanos del Partido; tenemos un camino: la justicia por la libertad”.