Pablo Cabañas Díaz
En 1958, en plena sucesión presidencial, Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958) no tuvo otra opción que abrir un espacio para la protesta y la acción sindical. Los trabajadores ferrocarrileros aprovecharon esa oportunidad para reorganizar su vida sindical en todos los estados del país y es cuando surge la Gran Comisión Pro-Aumento de Salarios el 2 de mayo, la fecha es importante en virtud de que su principal demanda era un aumento salarial de 350 pesos, con retroactividad al 1 de enero de 1958, además de pedía destituir a los dirigentes de los comités ejecutivos locales y nacionales del Sindicato de Trabajadores Ferroviarios de la República Mexicana (STFRM).
Samuel Ortega quien ejercía el cargo de secretario general del STFRM, y Roberto Amorós gerente general de Ferrocarriles Nacionales de México, reciben la instrucción de negarse a atender las demandas de la Gran Comisión. Ante esto el 11 de junio de 1958, Vallejo se radicaliza y presiona aún más a la empresa a través de paros escalonados, aunque estaba consciente de que se podría perder todo, pues no existía la garantía de contar con el apoyo de todas las secciones sindicales del país. Los plazos que se dieron fueron los siguientes: para el 25 de junio debía existir una respuesta favorable a la solicitud de aumento salarial retroactivo. Se acordó que iniciarían el primer paro escalonado el día 26 a las 10:00 am, con una duración de dos horas e incremento de dos por día, hasta llegar al paro indefinido.
La estrategia tuvo resultados positivos. El 1 de julio, Ruiz Cortines recibió a una comisión de ferrocarrileros para concederles un aumento salarial de 215 pesos sin perjuicio de lo que pudiera conseguir el sindicato en la revisión que se llevaría a cabo en noviembre siguiente. Con dicha decisión, de manera expresa el primer presidente les daba la razón a los paristas y desconocía a Samuel Ortega. Lo que siguió fue convocar a una elección democrática interna del STFRM, en la cual resultó ganador Vallejo, permitiendo con ello la eliminación temporal del charrismo sindical.
El sindicato ferrocarrilero se transformó de forma significativa en los aspectos económico y político entre mayo y agosto de 1958, situación que incrementó su fuerza e independencia política. Sin embargo, esto generó un enfrentamiento y finalmente la represión por parte del gobierno de Adolfo López Mateos durante los primeros meses de 1959. El 26 de julio los ferrocarrileros comienzan los paros escalonados, el movimiento es contagioso arrastrando no sólo a las secciones de Monterrey, del Valle de México, de Guanajuato; sino, incluso recibiendo la solidaridad del SME, el movimiento revolucionario del magisterio y las secciones 34 y 35 del sindicato petrolero. Para inicios de julio el movimiento es tan incontenible que ya había destituido a los 22 de los 29 charros afines a la dirección.
El gobierno preparó la contraofensiva con una táctica bien conocida: lanzó una campaña de linchamiento mediático e impulsa la división interna del sindicato. Pero el golpe duro es cuando el gobierno despide a 9 mil trabajadores y encarcela a 10 mil, incluido Vallejo, detenido el 28 de marzo de 1959. Valentín Campa será detenido en mayo de 1960. Vallejo permanecerá encarcelado 11 años 4 meses y un día. En la cárcel lee, e incluso encabeza una huelga de hambre. Será liberado gracias a otro movimiento social como aquellos con los que siempre estuvo comprometido: la lucha estudiantil de 1968. Al salir de su encarcelamiento de 11 años funda, en 1974, el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT). Como asesor político juega un papel importante en la dirección de la lucha de los trabajadores de la empresa de refrescos Pascual y en la conformación de lo que habría de ser la Cooperativa Pascual. En 1983 es expulsado del PMT y se va al Partido Socialista Unificado de México (PSUM). Llega a ser diputado federal en septiembre de 1985. Fallece el 25 de diciembre de 1985.