Pablo Cabañas Díaz
Con la muerte de Álvaro Obregón el 17 de julio de 1928 a manos de José de León Toral en el restaurante La Bombilla, se evidenció una crisis política que la pasada reelección había retrasado. A pesar de que en su último informe de gobierno Plutarco Elías Calles propugnó por que el país dejará atrás la época de los caudillos para pasar al de instituciones y leyes, en los hechos el dominio que ejerció sobre la política nacional, y que le valió el mote de “Jefe Máximo de la Revolución”, fue indiscutible.
Calles, figura central en la historia política de México, es conocido principalmente por su papel como presidente del país de 1924 a 1928 y por su influencia duradera en la política mexicana a través del llamado Maximato.
El Caudillo, desarrolló un interés profundo en el espiritismo, una creencia que busca la comunicación con los espíritus de los difuntos. Este interés surgió en los últimos años de su vida, a partir de julio de 1941, cuando comenzó a asistir regularmente a sesiones espiritistas en el Instituto Mexicano de Investigaciones Síquicas (IMIS) en Cuernavaca.
Una de las experiencias más memorables ocurrió en julio de 1941, cuando Calles presenció la hipnosis de un médium por parte de Luis Héctor Álvarez y Álvarez. Durante la sesión, se reportaron fenómenos inexplicables, como la presencia de globos luminosos y la materialización de objetos. Un espíritu identificado como “El maestro Amajur” tocó la cabeza de Calles, realizó acciones como servir un vaso de agua y dejar una flor en su bolsillo. Estos eventos, aunque controvertidos, dejaron una impresión duradera en Calles, quien comenzó a ver en el espiritismo una forma de comprender mejor la existencia y el destino humano.
La participación de quien fue presidente de la República en las sesiones espiritistas no fue un capricho pasajero. Asistió regularmente una vez por semana hasta su muerte en octubre de 1945, lo que demuestra su compromiso genuino con el espiritismo.
En total, participó en 34 sesiones espiritistas, cada una de las cuales fue cuidadosamente documentada en actas detalladas. Estas actas, recopiladas y publicadas posteriormente por el escritor italomexicano Gutierre Tibón, ofrecen una ventana única a la mente y al corazón de un líder político que, en privado, buscaba respuestas a preguntas trascendentales.
Según sus familiares tras su fallecimiento, las sesiones continuaron, y el espíritu de Calles fue registrado por primera vez el 4 de marzo de 1947. Su presencia espiritual se manifestó en diversas formas, desde mensajes escritos hasta fenómenos físicos.