viernes, marzo 29, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Anécdotas del poder: Cantinflas y Gonzalo N. Santos

Pablo Cabañas Díaz.

Cuando la fortuna le sonrió, a Mario Moreno, Cantinflas adquirió su primera residencia en la exclusiva zona de las Lomas de Chapultepec, en Rincón del Bosque número 15. La prosperidad del cómico iba cada vez más de su mano y, por ende, también las comodidades. En 1955, adquirió otra amplia residencia construida en diez mil metros cuadrados en Paseo de la Reforma 2402 y en la cual se llevó a vivir también a sus padres y a la madre de su esposa Valentina, Ana Zukaoba.

En la casa de Paseo de la Reforma 2402, Mario y Valentina concretaron su vida familiar cuando llegó el pequeño Mario Arturo, el hijo de la estadunidense Marion Roberts. En 1966, luego de la muerte de Valentina, el dolor y los recuerdos guardados en esa mansión lo afectaban severamente. Lo embargaba una gran depresión , entonces, decidió vender la propiedad y comprar otra en la calle de Loma Linda 231, en la colonia Vista Hermosa, donde falleció el 20 de abril de 1993.

El primer rancho propiedad de Cantinflas fue “El Detalle”, lo compró en 30 mil pesos en plena huasteca potosina; estaba rodeado por los ríos El Tampaón y El Valles, y constaba de 100 hectáreas en las que había frondosos árboles de limones. Enrique Marroquín, amigo del actor desde su época en el teatro Follies, y residente de Valles, San Luis Potosí, fue quien lo animó a comprarlo, según contó a la periodista Guadalupe Elizalde en el libro Mario Moreno y Cantinflas… rompen el silencio. En ese lugar construyó una residencia de 12 recámaras, alberca olímpica con mosaicos de talavera, los cuales tenían impresas pinturas de toreros famosos. También construyó la plaza de toros Cholita, en honor a su madre, y pronto se volvió uno de los lugares de reunión de personalidades y de sus amigos.

Cantinflas, también mandó construir un salón de fiestas, El 777, por su personaje en El Gendarme desconocido (1941). La inversión total de El Detalle fue de cinco millones de pesos de finales de los años cuarenta.

Las visitas de Cantinflas a su rancho habrían de acabar el 30 de mayo de 1949, fecha en la que se acordó una carrera de caballos entre Mario Moreno y el general Gonzalo N. Santos. La multitud estaba reunida, en una calle, amplia, grande y muy larga, ahí el jinete de Cantinflas gana fácilmente la carrera al jinete del general.  El mimo se negó a una carrera de revancha, y puso distancia del general.  Al día siguiente de la carrera, en la Hacienda Taninul,, se reunieron de nuevo Gonzalo N. Santos y Cantinflas. En lo que era el bar privado del general, le propone a Mario Moreno comprarle su rancho de El Detalle, y no da su brazo a torcer, le comenta que el dinero no importaba, que él la quería al precio que fuera, pero entre las bromas y los tragos Cantinflas no la quiso vender y le empieza hacer bromas.

Después de media botella de whisky, Gonzalo N. Santos, cacique de horca y cuchillo , y quien tenía “mala copa”, le propone una revancha a la carrera que había perdido un día antes, apostando su Hacienda Taninul contra la hacienda El Detalle. Cantinflas le contestó “acabo de ganarte lo recuerdas, si hubieras entonces apostado tu Hacienda Taninul, El Detalle te habría ganado. “El Detalle está en tu caballo mi chato”, aduciendo en burla a que los caballos del general no eran tan buenos o no los mejores, lo que enfureció al entonces gobernador, levantándose de su silla para a gritos amenazar “a mi ningún peladito me va a decir lo que tengo que hacer, es mejor que de esta tierra te vayas o ya no la cuentas, soy el gobernador, y soy El Alazán Tostado”.

A partir de ese día, Cantinflas empezó a espaciar sus visitas a la Huasteca a la que visitaba cada quince días, o a pasar la temporada de verano, hasta que definitivamente por el año de 1952, recibió la última amenaza y ya nunca más volvió, vendió la propiedad y ésta después se convirtió en ejido, ahora es una construcción en completo abandono. Hoy en día, todavía se recuerda aquel episodio de 1949, en memoria a la carrera en la que venció el caballo de Cantinflas, a quien era el hombre más poderoso de San Luis Potosí, Gonzalo N. Santos.

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