Pablo Cabañas Díaz.
El año pasado apareció en Nueva York, el proyecto de escritura/arte conceptual de la artista rusa-estadounidense Tatiana Istomina quien inspirada en la historia de Hélène Rytman, quien fue asesinada por su esposo, el destacado filósofo marxista Louis Althusser en 1980. Istomina menciona que la gran parte olvidada; de este feminicidio tanto en la muerte, como en la vida es Hélène Rytman. Al leer el texto de Istominia y en estar de acuerdo en su objetivo, busqué en Google el titular del periódico español, El País, sobre este este hecho y me remitió a una fecha: el 25 abril de 1992. La nota inicia señalando que existía una confesión póstuma del famoso filósofo francés Althusser sobre la muerte de su esposa. El País se refería a un libro que al paso de los años se ha vuelto motivo de polémica, titulado: “El porvenir es largo”. El texto es la autobiografía de Althusser quien comienza relatando en primera persona la forma en la que asesinó a su esposa Hélène Rytman, el 16 de noviembre de 1980, en su departamento de la École Normale Supérior. Esta autobiografía -aunque su autor se rehusó a denominarla de esa manera- fue escrita en 1985, cinco años después del homicidio, pero permaneció inédita hasta la muerte de Althusser el 22 de octubre de 1990. Existe otro texto “autobiográfico”, titulado “Los hechos” redactado por Althusser diez años antes que “El porvenir es largo”.
“El porvenir es largo” fue el primer volumen de la edición póstuma de varios inéditos encontrados en los Fondos Althusser. Entre 1965 -año en que se publican sus obras más famosas: “La revolución teórica de Marx” y “Para leer El Capital”- y el homicidio de su mujer Hélène en 1980, los escritos de Althusser pasaron de tener una amplia difusión entre intelectuales de izquierda de todo el mundo. Estas obras se convirtieron en objeto de encendidas polémicas que obligaron a la izquierda a salir de su letargo teórico y ponerse a pensar. Luego de estrangular a Hélène Rytman en 1980, Althusser entró al grupo de los llamados “autores malditos” y fue condenado al olvido. Durante toda la década de los años 80, el asesinato de Hélène Rytman sirvió para que los detractores de Althusser desacreditaran sus argumentos y los eludieran sin mucho rodeo. A partir de allí y hasta su muerte, Althusser desapareció de la escena pública.
En este siglo XXI, su obra está condenada al silencio y no sólo por la inimputabilidad del crimen que cometió, sino por el destierro en el mundo intelectual. Ese silencio fue el de un filósofo enterrado vivo, de un muerto vivo, silenciamiento que también coincide históricamente con la llamada “crisis del marxismo” hacia fines del siglo XX.
Los editores de “El porvenir es largo” explican que Althusser había mencionado en varias ocasiones la existencia del manuscrito y que incluso había expresado su intención de publicarlo. Sin embargo, los editores también aclaran que la totalidad del manuscrito nunca fue mostrada a los responsables editoriales. El texto contenía muchas hojas en blanco intercaladas con anotaciones, comentarios al margen del texto a modo de sugerencias, correcciones. Cuando uno se pone a leer la obra autobiográfica de Althusser, se encuentra una vida que desde el principio fue interpretada por el filósofo como difícil, en su último libro señala que el poder amar se presenta como imposible para su realización, en virtud de que propone y pretende cuatro características humanamente imposibles: poder amar sin ausencia, sin residuos, sin desfallecimiento, sin defectos. Un concepto del amor al que muy pocas personas han accedido si es que existen.