Un secuestro millonario: de Buenos Aires a La Habana
Pablo Cabañas Díaz
(Parte de primera de dos )
“Tony era el tipo de hombre que podía mover millones y encabezar un pelotón de combate en Angola el mismo mes.”
En 1974, Argentina vivía una de sus épocas más convulsas. Los Montoneros, un grupo guerrillero de inspiración peronista, secuestraron a dos de los empresarios más poderosos del país: Juan y Jorge Born, herederos de la empresa multinacional Bunge y Born. Lo que siguió fue un episodio que no sólo marcó a la historia argentina sino que, según investigaciones posteriores, involucró también al aparato de inteligencia cubano y a un hombre clave en la estructura militar de Fidel Castro: el coronel Antonio “Tony” de la Guardia.
El 19 de septiembre de 1974, un comando de treinta hombres de los Montoneros ejecutó el secuestro que conmocionó a toda América Latina. La presión por la liberación de los hermanos Born se tradujo en un rescate millonario: 60 millones de dólares pagados en varias cuotas. Juan Born fue liberado a los seis meses, mientras que Jorge permaneció cautivo nueve meses más, hasta que finalmente pudo regresar a la libertad.
Lo que pocos conocen es que parte sustancial de ese dinero —al menos 50 millones de dólares— no quedó solo en manos de los Montoneros. Fuentes de inteligencia han revelado que ese capital fue canalizado hacia Cuba, específicamente depositado en el Banco Nacional de Cuba, donde habría permanecido aún años después.
Encargado de manejar esa operación estuvo Tony de la Guardia, un coronel cubano y hermano gemelo de Patricio de la Guardia. Tony no era un militar común: era un hombre de confianza personal del dictador Fidel Castro y responsable de operaciones especiales dentro del aparato de inteligencia cubano. Según declaraciones de colaboradores como Jorge Masetti, Tony no actuaba por cuenta propia, sino bajo órdenes estrictas, cumpliendo las directivas típicas de cualquier oficial de inteligencia en el mundo.
Jorge Masetti hijo, exguerrillero del ERP y periodista, fue parte de esa red. Crecido en Cuba, formado por el Departamento América, pasó por misiones en Angola y Nicaragua. Fue también yerno de Tony. En su libro El furor y el delirio, recuerda esa doble vida: “Tony podía crear mecanismos para mover millones y al mismo tiempo liderar un pelotón de combate en Angola”.
A la par de esta labor de inteligencia y finanzas, Tony también tenía un papel militar activo. Fue parte del primer contingente cubano que combatió en la guerra civil de Angola, un conflicto en el que Cuba intervino apoyando a movimientos revolucionarios. Esto habla de la doble naturaleza de Tony como soldado y operador encubierto.
Masetti hijo es también portador de un legado. Su padre, Jorge Ricardo Masetti, fue periodista y fundador de Prensa Latina tras entrevistar a Fidel Castro en la Sierra Maestra. Luego se unió al Che y desapareció en la selva de Salta, Argentina, al intentar fundar un foco guerrillero. “Hubiera preferido ser hijo de mis padres, no de la revolución”, confiesa. Crecer como “hijo de mártir” en Cuba fue una carga simbólica y emocional que lo marcó para siempre.