lunes, febrero 17, 2025

“Ningún comunista es inocente”

Rajak B. Kadjieff / Moscú, Rusia

*Reflexiones de Alexander Mijáilovich sobre Lenin.
*El dirigente de Ródina analiza su personalidad.
*Las consignas ridículas de los ateos”.
*Sus sucesores pudieron ser Zinóviev, Kámenev y Stalin
*Para los ultras del comunismo ortodoxo, Lenin vive.

Las verdaderas causas de la muerte de Vladímir Ilich Uliánov son un misterio, luego de sufrir un accidente vascular cerebral en mayo de 1922 y luego otros dos en diciembre de ese año y en marzo de 1923.
Sin embargo, existe la versión de que hubo indicios de envenenamiento, y en honor a él se fundó el Instituto del Cerebro, que recibió como primera donación para la investigación el cerebro de Lenin partido en 30.000 trozos, como si fueran reliquias.
“Ahí nació la consigna ridícula de los ateos y que se repite cada vez que fallece un figurón de las izquierdas, sea Fidel Castro, José Saramago o Dolores Ibárruri”, dijo Alexander Mijáilovich, dirigente de la era posterior a la soviética, después de 1991.
“Para ellos Lenin vive”, añadió este personaje que promovió el ascenso de Borís Yeltsin al gobierno en la década de 1990, para luego facilitar y permitir la llegada de Vladímir Putin al Kremlin a partir del último minuto de 1999.
A Lenin lo sustituyó un triunvirato formado por Zinóniev, Kámenev y Stalin, que derrotaron a Trotski; pero en poco tiempo Stalin liquidó a sus camaradas y se hizo con el poder absoluto, y a partir de entonces, los genocidios, las purgas, el culto a la personalidad y la paranoia oficial se volvieron desmesuradas.
“Los aplausos de los comunistas y de los tontos útiles que siempre acompañan a la extrema izquierda acallaron los gritos“, reflexionó Mijaílovich, volcado en la política de tiempo completo con el partido Ródina (Patria).
Para él, la principal de las mentiras rotas desde el desmoronamiento de la Unión Soviética y la apertura de algunos archivos (gran parte de la documentación sobre Lenin, sobre todo de su juventud, sigue siendo inaccesible) es la de la inocencia de Lenin en la represión.
“Ningún comunista es inocente, argumento, y es que “todas las persecuciones comunistas se centraron en la clase alta y media rusa y el campesinado propietario ruso
En el siglo XIX, era común escuchar que el futuro sería dominado por Washington y Moscú. Esto, dada la mala reputación que luego ganó el imperio zarista como estado retrógrado centralizador, puede sonar paradójico, pero es una predicción que se cumplió con bastante exactitud hasta el día en que Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, apareció en escena.
En 1900, el imperio ruso incluía unos sesenta millones de ciudadanos eslavos de la etnia rusa, junto con una cantidad similar de ciudadanos de otros orígenes, desde finlandeses y polacos hasta armenios, pasando por ucranianos y uzbekos. Ese año, la población total de Estados Unidos, era solamente de 76 millones.
La Unión Soviética que, gracias a los esfuerzos de Lenin y los enemigos de Rusia que le financiaron, mantuvieron y enviaron a Petrogrado en 1917 (Alemania y Austria), sucedió al imperio zarista, apenas dobló su población en las décadas siguientes hasta su extinción.
En 2020, había sólo 135 millones de rusos repartidos –por primera vez desde el siglo XVI – en múltiples países surgidos del antiguo imperio ruso, lo que representa el legado fundamental de Lenin y el comunismo soviético.
Hay quien se atreve a decir que pocas personas han odiado a Rusia con el entusiasmo que mostró Lenin. Como Mao Tse tung y el camboyano Pol Pot, fue un típico producto de la clase media-alta —su padre era profesor de física y matemáticas y su madre miembro de una familia típicamente burguesa, con raíces suecas, judías y siberianas— Lenin creció en una era de plena explosión económica y creativa rusa.
Fueron sus contemporáneos Dimitri Mendelev, creador de la tabla periódica de elementos; Igor Sikorsky, inventor de los helicópteros modernos; y Konstantin Tsiolkovsky, padre de la astronáutica, los cohetes y todos los programas espaciales del mundo.
“Lenin -establece Alexander Mijáilovich- huérfano desde de la adolescencia, prefirió el campo menos competitivo de la política. Su carrera en los grupos radicales comunistas se disparó debido a que heredó de su cosmopolita madre una gran afinidad con los súbditos no rusos del zar, con los cuales se alió para ascender al poder”.

 

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