viernes, abril 19, 2024

Madrid, tenemos un problema

Antonio Ocaranza Fernández*

La ofensiva del gobierno contra empresas españolas “neoliberales” arriesga la relación con España

Las dos últimas semanas han marcado uno de los niveles más bajos para los intereses de España en México. Durante varios días seguidos el Presidente López Obrador retrató a las empresas españolas operando en México como corruptas, actuando como en tiempos de la conquista y coludidas, por lo menos, con el periódico El País, en una campaña para desprestigiar a su gobierno.

Mientras que el Presidente López Obrador se muestra cuateloso en cualquier tema que roce al Presidente Trump, no ha tenido empacho en confrontarse con la Corona de España. En marzo de 2019 escribió una carta al Rey Felipe VI pidiendo a España una disculpa por los excesos de la conquista. En los últimas días, se lanzó en dos ocasiones a cuestionar la nula cobertura sobre la exoneración del Rey Emérito de España Juan Carlos, por posibles actos de corrupción y aseveró que el pueblo español “no merece que se tenga ese tipo de representación política.”

Durante años, especialmente desde la formalización de su marca-país en 2012, España ha trabajado para crear un posicionamiento mundial que ayude a promover el turismo, la exportación de productos y la inversión de empresas españolas en otros mercados. Esto se debe a que la reputación de una empresa en otro país está relacionada con la reputación que tiene su país de origen, su sector, la experiencia de sus clientes y las acciones de negocio y responabilidad social que realice. En este sentido, por ejemplo, la reputación en México de los bancos BBVA, Santander o Sabadell, está ligada a la percepción que tienen los mexicanos de España, del sector bancario mexicano, de la experiencia de sus clientes o de sus acciones en favor de causas de beneficio social.

El Presidente López Obrador ha mencionado que favorecerá a empresas de países que se comporten con ética. España no parece estar en su lista. De manera consistente, su gobierno ha venido minando la buena percepción que España había construido en México. Si se trata de empresas extranjeras que abusaron de los mexicanos en el período neoliberal, el presidente recurre de inmediato a tres ejemplos españoles: OHL, Repsol e Iberdrola. Si rechaza la injerencia externa en México recurre a la escena de Gustavo de Hoyos, del Presidente de COPARMEX, quejándose ante el Rey Felipe VI de las políticas incorrectas y populistasde la 4T. ¿A qué cuáles empresas se refiere cuando dice que hay algunas todavía con deseos de conquista? A las españolas.

A simple vista, las empresas españolas parecen evaluar tres estrategias de reacción al gobierno de López Obrador:

Acomodamiento: acercamiento al gobierno apoyando iniciativas que les generan buena voluntad. Aquí se encuadra la participación de BBVA en “Juntos por la Salud” y Santander en la entrega de recursos de programas sociales del gobierno sin cobrar comisiones.

Confrontación: velar armas para defender sus intereses en tribunales mexicanos e internacionales ya que sus abogados, internos y externos, las convencerán de que la razón y el derecho están de su lado. Aquí pueden estar empresas a las que el gobierno quiere obligar a sentarse a negociar contratos o pago de impuestos atrasados.

Invisibilidad: evitar los reflectores. Quizá la gran mayoría de las empresas en los sectores de servicios, hotelería y comercio, salvo que tengan adeudos con el SAT dispuestas a pelear en tribunales, prefieran mantener un bajo perfil y extremar precauciones en su exposición mediática.

España es para México mucho más que la controversia sobre energías renovables o la conquista que el gobierno del Presidente López Obrador promueve. Sin duda, el Emb. de España, Juan López-Doriga Pérez, sabrá articular una nueva narrativa que destaque las innumerables contribuciones que hacen a México las empresas españolas y más ahora que, en rubros como el hotelero, son fundamentales para la reactivación económica de muchas regiones y comunidades del país.

Por último, para aquellas empresas que confían en el camino de la confrontación, una última sugerencia: procuren no contratar un despacho legal español.

*Director de OCA Reputación
@aocaranza

Artículos relacionados