jueves, abril 18, 2024

Los secretos del “Putin Style”

Luis Alberto García / Moscú, Rusia

*Protocolo diplomático y exigencias del código presidencial.
*Dejan estrecho margen de libertad para expresarse confiadamente.
*Los medios de comunicación lo han apodado como “Man in Black”.
*Se ha arriesgado a ampliar su espectro de colores.
*Excentricidades y debilidad por los relojes de marca.

Ser presidente de Rusia no es tarea fácil, pues gobernar una nación tan compleja y contradictoria como la Federación Rusa es la mitad del trabajo de Vladímir Vladimírovich Putin; pero que parezca que lo hace como si no le costara el menor esfuerzo ya no es tan sencillo porque cualquiera sueña con ser James Bond y no todo el mundo lo consigue.
Y Putin, tras su larga estancia en el poder, paralela al correr del siglo XXI, parece que ha aprendido todos los “antídotos” del legendario agente 007, entre otros su regla número 1: presentar un aspecto impecable en todo momento.
No es ningún secreto que los trajes del presidente están hechos a la medida, de marcas como son Kiton i Brioni, y en este caso el presidente y el agente secreto creado por Ian Fleming tienen los mismos gustos.
Todo el proceso de confección de estos trajes corre a cargo de un único sastre. Se requieren decenas de horas de dedicación y cuestan por lo menos 5000 euros. Últimamente la gama de colores de los trajes presidenciales se ha visto bastante limitada: predominan los negros, los azules marinos y los grises (en verano puede hacerse alguna concesión a los grises claros).
Y además es fácil adivinar cuáles son sus combinaciones de colores predilectas, dado que prácticamente siempre son las mismas. Con los trajes azul oscuro o gris lleva camisa azul cielo y corbata azul marino (de nuevo, si es un traje de verano en gris claro, la camisa puede ser azul marino).
Si el traje es negro, puede combinar la camisa blanca con una corbata negra o burdeos, y probablemente debido a su edad y posición –nació en 1953-, el presidente se abstiene de lucir estampados estridentes en las corbatas.
Las suyas suelen ser de Valentino. Como mucho se permite los lunares, las pintas o las pequeñas celdas. El calzado, por regla general, es de John Lobb o Salvatore Ferragamo.
A pesar de que el presidente siente predilección por las primeras marcas, el dignatario, como tal, tiene que evitar que lo asocien con aquello que luce. Es por este motivo que el estilista que le asesora descose todas y cada una de las etiquetas de sus prendas, no fuera a detectarlas un periodista.
Los altos funcionarios del Estado ruso, someten todas las piezas de su armario al mismo procedimiento, puesto que no pueden permitirse ningún error, que en caso de cometerse se pagaría a un altísimo costo.
En el caso del presidente, para las circunstancias informales el llamado estilo casual se limita al jersey con cuello en V, que viene a sustituir el jersey de cuello cisne en negro, y las chaquetas.
Y poco más, a no ser que se ponga el uniforme de la selección olímpica rusa, o los plumones de Canada Goose (y, por supuesto, de Brioni).
Como muestra del poder presidencial, sus allegados se refieren a su colección de relojes, algo que también llama especialmente la atención de la prensa: en un momento dado incluso trataron de determinar su cantidad exacta.
Resultaron ser once; pero después de toda una serie de historias que rozaban el género detectivesco, y al día de hoy actualizar este dato es misión imposible.
Al menos se sabe que el modelo más caro de la lista es su A Lange & Sohne Tourbograph Pour le Merite, un reloj con tourbillon que cuesta cerca de medio millón de dólares.
Además de este modelo, el presidente ha lucido en la muñeca un Patel Philippe Perpetual Calendar y un Patek Philippe Calatrava, un Breguet Marine y un IWC Pilot’s Watch Mark XV. Pero Putin siente especial predilección por una de las manufacturas más antiguas de Suiza, el Blancpain.
Ha llegado a tener cinco, y en 2009 Putin regaló su Leman Aqua Lung Grande Date al hijo de un pastor mientras se encontraba de visita en la República de Tuvá; el segundo reloj del mismo modelo acabó en manos de un cerrajero de una fábrica de Tula que, a fuerza de pedírselo sin el menor reparo delante de todo el equipo, acabó haciéndose con él.
Y en 2010, en la ceremonia de colocación de la primera piedra de la Planta Hidroeléctrica de Nizhni-Buréi, siguiendo la tradición del gremio, Putin arrojó el enésimo Blancpain a los cimientos de concreto fresco del futuro edificio aún por solidificar.
El presidente ha seguido llevando su modelo Blancpain favorito, si bien lo ha hecho de forma puntual. Otros días opta por esconder cuidadosamente el reloj bajo los puños de la camisa, o bien prefiere no llevar ninguno para mejor que se diga que vive en la medianía y en la austeridad del pasado.

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